Gabriela Mistral (1889 -1957)
Su verdadero nombre fue Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga, y nació en Vicuña, Chile. Unos versos de su padre le incentivaron a escribir poesía. Fue maestra rural entre 1904 y 1922. Luego se hizo diplomática y estuvo de cónsul en diversas ciudades europeas y algunas de Sudamérica. Obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1945. Murió en Nueva York.
Su poesía expresa, entre otros temas, el sentimiento del amor en todas sus facetas materiales y espirituales, la naturaleza, las aristas de la existencia humana desde la inocencia al pecado, la ternura y el dolor, la redención de los más necesitados y la muerte. Algunos de sus poemarios más conocidos son: Desolación, Ternura, Tala y Lagar.
Veamos una muestra de su hondura poética, relacionada con el amor:
“Anda libre en el surco, bate el ala en el viento,
late vivo en el sol y se prende al pinar.
No te vale olvidarlo como al mal pensamiento:
¡le tendrás que escuchar!
late vivo en el sol y se prende al pinar.
No te vale olvidarlo como al mal pensamiento:
¡le tendrás que escuchar!
Habla lengua de bronce y habla lengua de ave,
ruegos tímidos, imperativos de mar.
No te vale ponerle gesto audaz, ceño grave:
¡lo tendrás que hospedar!
ruegos tímidos, imperativos de mar.
No te vale ponerle gesto audaz, ceño grave:
¡lo tendrás que hospedar!
Gasta trazas de dueño; no le ablandan excusas.
Rasga vasos de flor, hiende el hondo glaciar.
No te vale decirle que albergarlo rehúsas:
¡lo tendrás que hospedar!
Rasga vasos de flor, hiende el hondo glaciar.
No te vale decirle que albergarlo rehúsas:
¡lo tendrás que hospedar!
Tiene argucias sutiles en la réplica fina,
argumentos de sabio, pero en voz de mujer.
Ciencia humana te salva, menos ciencia divina:
¡le tendrás que creer!
argumentos de sabio, pero en voz de mujer.
Ciencia humana te salva, menos ciencia divina:
¡le tendrás que creer!
Te echa venda de lino; tú la venda toleras.
Te ofrece el brazo cálido, no le sabes huir.
Echa a andar, tú le sigues hechizada aunque vieras
¡que eso para en morir!”
Te ofrece el brazo cálido, no le sabes huir.
Echa a andar, tú le sigues hechizada aunque vieras
¡que eso para en morir!”
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