Así, con artículo determinado, porque esta huerta es la huerta. En un mundo de recuerdos frondosos, de luces y sombras familiares, viene de vez en cuando a esta orilla del presente el oleaje de ayer en forma de sol restallando en una mesa de azulejos, en un viejo manzano que viajó desde las ansias de un abuelo que ya no está entre nosotros hasta otros que aún lo recordamos con su camisa blanca abriendo surcos para plantar presente comestible, un sol alumbrando maceteros de geranios, serpientes vegetales donde engorda aún alguna calabaza, un sol blanco de agosto recortando deucias sombreadas que conocemos demasiado bien, y lo más importante, un sol que busca asilo en los higos rezumantes de azúcar de la madre higuera que asoma al fondo como una voz insistente, la higuera, a cuya sombra duermen las cenizas de aquel primer abuelo que aquí trajo sus sueños de recién jubilado, y las cenizas de su compañera de toda la vida. La huerta... ¡sólo un pedazo de tierra y vegetal enamorado que evoca trabajos, sinsabores, placeres y momentos familiares que vivirán mientras siga viva una sola hoja suya!
Dos días pasados en la huerta en buena compañía dan mucho de sí. En días posteriores se irá viendo.
Luque dice:
ResponderEliminarPorfin he entrado en el recuerdo de este verano para encontrar el presente tan cercano con los frutos de la higuera y el manzano en flor.
Espero seguir disfrutando con esas imágenes.