Como cada año, ayer domingo 26 de agosto, tuvo lugar en Tossa el Concurso de Pintura Rápida, en el que, como es habitual en sus últimas convocatorias, participamos mi hijo mayor y yo. El día estuvo lleno de ideas, afanes, correcciones y más correcciones, siempre con el horizonte ilusionado de no desmerecer la gran calidad de los cuadros presentados a concurso.
Nada más sellar nuestros respectivos soportes en La Nao, sede de los actos culturales más importantes de Tossa, incluido el correspondiente al Concurso de Pintura mencionado que, en otras cosas, es el decano de Cataluña, nos pusimos manos a la obra, nunca mejor dicho.
Mi hijo escogió una maternidad playera que llevaba en mente desde varios días antes, y yo me metí en un terreno arriesgado al intentar hacer un retrato de mi mujer con el fondo del mar y la Vila Vella del pueblo. Tras largas horas de dedicación plena a la pintura, hicimos un alto para comer y, de paso, observar nuestros respectivos cuadros para realizar las enmiendas pertinentes antes de entregarlos en el plazo que fija el Concurso.
Después, descanso del estrés y, a media tarde con el sol vencido, un paseo hasta la mar Menuda para despejar la cabeza antes de acudir a la sala donde se exponen las obras participantes y echar una primera ojeada a la exposición para ver los cuadros ganadores y la digna presencia de los nuestros en medio de la creciente calidad que va adquiriendo el Concurso con el paso de los años.
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