jueves, 14 de enero de 2010

REFLEJOS DE MENORCA

Viaje al viento









Cuando esta mañana tomábamos el autobús para recorrer media isla en busca de la Menorca tradicional, la de sus riquísimos embutidos, quesos y la famosa ginebra menorquina Xoriguer, a base de frutos de enebros, pero también de la Menorca de las playas vírgenes y salvajes, no suponía que nos íbamos a encontrar con la libertad salvaje del viento en la playa de Son Bou, donde el mar enloquece de rabia y lanza sus espumas furibundas contra las rocas de la orilla. El viento enlquecía también nuestros cabellos mientras nos asomábamos a la pasarela de las marismas para contemplar el espectáculo. Sólo permanecían a salvo por unas tancas blanqueadas ((aquí son tancas las tapias levantadas por piedras de rocalla de las que tanto abundan en la isla) las ruinas de la basílica paleocristiana del siglo V, cuyas sagradas piedras, a un paso de la orilla del mar salvaje, recuerdan un mundo de recogimiento y paz.

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