jueves, 20 de septiembre de 2012

TRES PERSONAJES PARA UN ENTREMÉS

TRES PERSONAJES PARA UN ENTREMÉS (2)


cementerio rural

ARLEQUÍN

Prefiero el segundo al primero. Ah, los comedores, los ventorrillos, las suculentas comidas y las interminables cenas. Comer y beber hasta reventar.

PANTALÓN

Así se llega antes al cementerio.

DOCTOR

Lo conveniente es comer y beber con moderación para mantener a distancia la casa donde nunca se come ni se bebe.

ARLEQUÍN

¿Toda esa sabiduría que usted posee la saca de ese libro que lleva bajo el brazo?

DOCTOR

Casi toda. También conviene echar mano de los conocimientos empíricos.

PANTALÓN

(A ARLEQUÍN.) De eso sabe usted bastante, pues ha vivido de ellos siempre, ¿no?

ARLEQUÍN

¿De los conocimientos empíricos? Sí, pero sobre todo de los desconocimientos generales que tienen los demás. (Al DOCTOR.) A usted que está tan bien preparado en Letras y Humanidades, me gustaría hacerle una pregunta que tiene que ver con la poesía que quiero leerle a mi amigo en el día de su boda.

DOCTOR

Usted dirá.

ARLEQUÍN

¿Qué está mejor dicho: “A partir de hoy, quiero que tu vida sea un camino de rosas” o “Quiero que tu vida sea, a partir de hoy, un camino de rosas”?

DOCTOR

En Métrica como en Gramática, todas las cuestiones son difíciles. Sin embargo, antes de seguir adelante, me gustaría que me contestara usted a una pregunta mía. ¿Es usted el autor de esas palabras?

ARLEQUÍN

Sí, claro. Aunque sé que son palabras sencillas, me hace ilusión leerle algo personal.

DOCTOR

En ese caso, lo mejor es seguir lo que le dicte el instinto. Pero si he de pronunciarme, prefiero la segunda opción; la expresión es igualmente correcta que la primera aunque más musical. Aunque lo que importa en realidad es que lea bien la que elija.

ARLEQUÍN

(Echándose mano al bolsillo para sacar algo de él.) ¿Quiere que le lea el escrito? Lo llevo aquí.

DOCTOR

 (Se lleva la mano al estómago.) No hace falta: sé que lo hará bien cuando llegue el momento. Y ahora, si me perdonan, debo echar una cabezadita en un lugar a la sombra. (Vuelve a ponerse la mano en el estómago.) La comida y la bebida me pesan demasiado. (Empieza a caminar hacia la izquierda.)

PANTALÓN

Por mí, adelante.

ARLEQUÍN

Yo tampoco me opongo. Después de una copiosa comida conviene echar una buena siesta.

(El DOCTOR sale.)

 

 

CUARTA ESCENA

ARLEQUÍN y PANTALÓN

 

ARLEQUÍN

(Mirando hacia el lado por donde ha salido el DOCTOR.) ¿Se ha fijado en la manera como lleva el libro?

PANTALÓN

(Mirando también hacia ese lado.) Ahora que lo dice, sí. Parece que le tiene gran afecto. ¡Si hasta lo usa de almohada!

ARLEQUÍN

Ese libro debe de esconder algún secreto para no separarse de él ni un instante.

PANTALÓN

Si está pensando en lo que creo que está pensando, más vale que se lo quite de la cabeza.

ARLEQUÍN

¿Qué cree que estoy pensando? No soy ningún asesino ni nada que se le parezca. Sólo digo que si nos hacemos con ese mamotreto saldremos de dudas si oculta en él algo importante o no. Sólo eso.

PANTALÓN

Seamos sensatos. Los libros no encierran otra cosa que conocimientos, datos, estudios, ideas y sentimientos que pensaron y sintieron otros hombres. ¿Qué piensa usted que puede haber en ese libro? ¿Dinero? ¿Joyas? ¿Documentos que hacen ricos a los hombres así, sin más?

ARLEQUÍN

Conozco historias de libros que luego no lo eran.

PANTALÓN

¿Libros que no eran libros? Eso no es más que una contradicción.

ARLEQUÍN

Sé lo que digo. He oído hablar de libros que eran estuches. Una de las cubiertas hacía de tapa y el cuerpo de hojas, debidamente pegadas y ahuecadas luego, formaba el interior del estuche. Yo mismo vi en cierta ocasión uno de estos raros volúmenes que ocultaba en su interior la daga que había cometido un crimen. ¿Por qué no puede ser el libro del Doctor uno de esos libros?

PANTALÓN

Y si lo fuera, ¿qué haría usted para conseguirlo? ¿Cometer otro crimen?

ARLEQUÍN

Nada de sangre. Ya le he dicho que no soy un asesino. Sólo quiero aprovechar el sueño del caballero para en un descuido hacerme con la almohada, digo con el libro. Ahora que si usted no quiere colaborar conmigo, no pasa nada. Yo sigo adelante con mi plan. Luego no me venga con querer que reparta con usted los beneficios.

PANTALÓN

(Mirando a todas partes.) Tampoco es eso. Y sabiendo que no va a haber violencia alguna en su plan, me gustaría participar de algún modo en él. ¿Qué tengo que hacer?

ARLEQUÍN

Nada más fácil. Cuando esté dormido profundamente y sus ronquidos se oigan en el cementerio, le levanta usted la cabeza al erudito durmiente el tiempo justo para que yo pueda hacerme con el libro y luego le vuelve a dejar la cabeza en el suelo. ¿Qué le parece?

PANTALÓN

(Titubea un segundo.) De acuerdo, el momento que usted necesita para quitarle el libro, ¿no?

ARLEQUÍN

Eso es lo que he dicho.

PANTALÓN

(Dudando.) Y cuando tenga el libro, ¿qué hacemos?

ARLEQUÍN

(Haciendo ademán de empezar a caminar hacia la izquierda.) Lo que suele hacerse en estos casos. Salir corriendo.

PANTALÓN

(Agarrándole del brazo.) Un momento. Salir corriendo ¿hacia dónde?

ARLEQUÍN

(Quitándole la mano.) Tenemos dos opciones: o al cementerio, y allí, tras examinar el contenido del libro, tomar una decisión, o directamente hacia el ventorrillo y allí preguntar al posadero dónde encontrar el medio de transporte más cercano.

PANTALÓN

Vistos los pros y los contras de ambas opciones, estoy pensando en una tercera.

ARLEQUÍN

(Dando muestras de impaciencia.) ¿Cuál es esa opción?

PANTALÓN

Ir al pueblo y allí hacernos con el medio de transporte que nos vaya mejor a cada uno, a usted para acudir a la boda de su amigo y a mí para…

ARLEQUÍN

(Mira hacia el lado izquierdo sobresaltado.) Ahora ya no hace falta. Acaba de despertarse el Doctor.

PANTALÓN

(Sorprendido simplemente.) Habrá tenido una pesadilla. Las comidas pesadas suelen provocarlas.

ARLEQUÍN

Aquí la única pesadilla es usted. Pero en fin. No hay mal que por bien no venga. Más tarde o más temprano me haré con ese libro y sólo yo me beneficiaré de él. Y ahora silencio. Ni una palabra sobre el asunto. Que aquí llega el Doctor.

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario