domingo, 9 de mayo de 2010

MEMORIAS DE UN JUBILADO


Un libro

Nada más llegar en este último viaje a Ibiza al lugar de mi destino, San Antonio de Pormany, quise darme una vuelta por los puestos de libros del Paseo de ses Fontes para hacerme con alguno, pues se daba la circuinstancia de que el día de mi llegada era nada más y nada menos que viernes 23 de abril, Día del Libro. Junto a un teatro de marionetas para niños que representaba las excelencias de leer un buen libro, compré un par de volúmenes: uno es una Antología póética de Martí i Pol ordenada por temas, y otro, Monte Sinaí, de José Luis Sampedro. Este último me llamó mucho la atención porque se trata del relato de una experiencia que vivió el propio escritor al ser ingresado en un hospital de Nueva York, con el nombre del monte bíblico, para superar una dolencia cardíaca. Empecé a leerlo a ratos en los descansos que me tomaba tras las sucesivas rutas por la isla. Con un lenguaje sencillo, a veces poético y casi siempre melancólico, reflexiona sobre la fragilidad de la vida humana, el paso inexorable del tiempo y la proximidad de la muerte, pero siempre lo hace sin dejarse llevar por el inútil pesimismo y la estéril nostalgia. Un rato de esos en que me entregaba a la lectura de Monte Sinaí, recibí la llamada desde la península de un amigo al que suponía de viaje por tierras zamoranas, y mi sorpresa fue que al preguntarle qué tal le iba en esas vacaciones, me contestó que estaba ingresado en el Hospital de Mataró por un problema de corazón. Curiosa coincidencia. Me explicó que los médicos le habían dicho que tenía las arterias taponadas y que estaban estudiando dos opciones, o introducirle unos muelles en las arterias para abrirlas y favorecer el bombeo de la sangre o bien recurrir, en caso necesario, a una operación quirúrgica para realizarle algunos puentes. Evidentemente me quedé de piedra cuando la voz de mi amigo se despidió en la distancia del móvil. De regreso a la vida ordinaria y tranquila, fui a visitarlo al hospital donde está ingresado y lo encontré muy animado (me imagino que la procesión va por dentro) y dispuesto a aceptar con buen humor lo que los médicos decidan en últimos término. Ahora sé que lo trasladarán a otro hospital, éste de Badalona, para finalmente operarle la próxima semana. Esperemos que todo salga a las mil perfecciones y pronto pueda volver a la vida cotidiana que más le gusta, pasear, hacer viajes con Mundo Senior, aprender sevillanas y acudir al baile del Don Juan, donde hemos pasado ratos muy buenos. Por otra parte, he acabado de leer Monte Sinaí, de José Luis Sampedro, donde siempre está presente la esperanza pese a los malos y peligrosos pasos que debemos dar durante nuestra débil existencia. De la lectura destaco el siguiente párrafo, a la vez que recomiendo el libro , publicado en 1998 por Plaza y Janés:
"Sin rejas no percibiríamos la libertad; ésta se experimenta y se logra contra las resistencias. Como la cometa, que vuela por estar atada. Gracias al viento, sí, pero ese mismo viento no la levantaría sin el cordel que la sujeta. Es la suprema libertad del poeta obligándose a la rima, la de un Bach inspirado fantaseando fugas dentro de los más rigurosos cánones. Mi vejez condiciona mi libertad con todos los fallos del organismo, pero aun dentro de ellos la mente y el deseo se encuentran menos sometidos a obligaciones y responsabilidades, soy más libre del tener que hacer o cumplir."

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