Cantos ibicencos
I.
Las posidonias bailan a tus pies
Y el mar canta despacio
Al ritmo del Ray Charles del chiringuito.
La arena fina aguarda
Tus pies para besarlos.
Pasan lentas las horas, como el barco
Que lleva a los pasajeros
Desde esta orilla del hotel a la del otro lado
De la bahía de San Antonio.
El blanco aclara el cielo. Y siguen
Las glaucas algas bailando bajo el agua
A tus pies
Mientras miras al Pinet Playa que se eleva
Hacia el azul escalando las terrazas
En olas de piedra. El sol brilla
En las palmeras besadas por el viento.
Besan finas las arenas tus pies.
El Capitán Nemo
Vuelve a separarse del embarcadero
Atestado de gente que va hacia San Antonio.
Los malos recuerdos se separan también
Despacio, sigilosamente,
Casi limpiamente como despega
Un insecto de la flor que liba.
La flor de la espumas se deshace en un susurro.
Tumbados al sol, formamos parte
De esta Ibiza concreta, de esta playa
Que duerme a sus orillas,
Como las rocas vivas donde bailan las algas,
Como las altas palmeras donde brilla el viento,
Como el chiringuito donde canta Ray Charles,
Como el hotel Pinet Playa que trepa hacia el azul
Por sus terrazas, como olas
De piedra ensimismada.
Playa del hotel,
Viernes, 23
Durante este último viaje a Ibiza y Formentera he ido tomando notas, como suelo hacer en otras salidas, para escribir lo que yo quiero que se llamen un día Cantos ibicencos. En el pórtico de una iglesia blanca de tantas como encierran estas islas Pitiusas, en una calle de Ibiza, contemplando un paisaje desde la terraza de un bar, en el baile del hotel, junto a un monumento, en la paz de una cala salvaje..., a cualquier momento y en cualquier sitio sacaba mi libreta de notas y tomaba ligeros apuntes, a veces una sola palabra, otras un verso entero, quizás el arranque de un futuro poema. Después, por la noche, tras el baile del hotel y antes de intentar conciliar el sueño, en la habitación arreglaba esos apuntes, les iba dando forma, tempo de poema, eufonía de verso. El caso es que en esos doce días he llegado a escribir alrededor de una treintena de borradores de futuros poemas. Ya veremos en qué acaba todo porque muchas veces se llega a poco y al final, esos futuros poemas en los que habías puesto muchas esperanzas no son más que recuerdos emotivos y escritos de un viaje más. He aquí uno de esos borradores, el que se refiere al primer canto.
I.
Las posidonias bailan a tus pies
Y el mar canta despacio
Al ritmo del Ray Charles del chiringuito.
La arena fina aguarda
Tus pies para besarlos.
Pasan lentas las horas, como el barco
Que lleva a los pasajeros
Desde esta orilla del hotel a la del otro lado
De la bahía de San Antonio.
El blanco aclara el cielo. Y siguen
Las glaucas algas bailando bajo el agua
A tus pies
Mientras miras al Pinet Playa que se eleva
Hacia el azul escalando las terrazas
En olas de piedra. El sol brilla
En las palmeras besadas por el viento.
Besan finas las arenas tus pies.
El Capitán Nemo
Vuelve a separarse del embarcadero
Atestado de gente que va hacia San Antonio.
Los malos recuerdos se separan también
Despacio, sigilosamente,
Casi limpiamente como despega
Un insecto de la flor que liba.
La flor de la espumas se deshace en un susurro.
Tumbados al sol, formamos parte
De esta Ibiza concreta, de esta playa
Que duerme a sus orillas,
Como las rocas vivas donde bailan las algas,
Como las altas palmeras donde brilla el viento,
Como el chiringuito donde canta Ray Charles,
Como el hotel Pinet Playa que trepa hacia el azul
Por sus terrazas, como olas
De piedra ensimismada.
Playa del hotel,
Viernes, 23
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