lunes, 10 de mayo de 2010

LITERATURA EPISTOLAR

Jaime Gil de Biedma. El argumento de la obra. Correspondencia.








A Jaime Gil de Biedma lo conocí en a sede del Instituto Catalán de Cooperación Iberoamericana poco iempo después de que me dieran el Boscán de 1979. Ya entonces me pareció un poeta comprometido con el quehacer poético por su rigurosidad, aceptación de la maestría de algunos poetas del 27 como Aleixandre o Guillén y, sobre todo, por su autenticidad. Siempre estuve al tanto de sus libros y en más de una ocasión glosé su obra y le dediqué algunos poemas que aparecieron en revistas de los ochenta, como en aquella Manxa que dirigía el poeta Vicente Cano. Ahora, en este 2010, acaba de salir el libro con el título que encabeza esta entrada de mi blog y editado por Lumen, y no puedo evitar dedicarle un breve comentario. Se trata de un conjunto sustancioso de cartas que el autor de Moralidades (unas inéditas y otras publicadas) envió a corresponsales de la talla literaria de Carlos Barral, Jorge Guillén, María Zambrano, Gabriel Ferrater, Luis García Montero, Pere Gimferrer o José Ángel Valente, entre otros. El subtítulo, El argumento de la obra, procede de estos versos de Biedma:
"...pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra."
Estas cartas han sido recopiladas por Andreu Jaume con el propósito de montar "una secuencia autobiográfica", "una memoria intelectual y moral", "una crónica íntima y pública donde se proyecte tanto la evolución literaria del autor como el retrato coral de su grupo poético", según sus palabras. Abarcan el tiempo comprendido desde principios de los 50 hasta algunos meses antes de su fallecimiento a principios de enero de 1990. Su principal confidente es su amigo el poeta y editor Carlos Barral, sobre todo en los años 50; después su confidente será el músico, militar y diplomático Gustavo Durán, desde el 66 hasta el 69, año en que fallece. A uno y a otro les expone en ocasiones detalles muy íntimos de su personalidad (a Barral incluso llega a sugerirle que, si encuentra demasiado imprudente lo escrito, lo destruya). Pero esos detalles, que se refieren casi siempre a su condición sexual, no son los más interesantes de la correspondencia de Gil de Biedma, sino sus reflexiones sobre la concepción y origen de la poesía, así como sus miedos y sus dudas sobre el acto de crear o sobre si de verdad es poeta, como escribe a Jorge Guillén: "A veces tengo miedo y me pregunto si no habré sido yo un poeta de ramalazo --mejor dicho, de adolescencia--que al llegar a la edad adulta se seca; la cosa sería grave." Como verá el lector, las cartas han sido escritas desde los más diversos lugares, Salamanca, Madrid, La Nava de la Asunción (Segovia), Orense, Oxford, Barcelona, Manila, París..., señalando así el itinerario vital del poeta (haciendo el servicio militar, convaleciendo de una tuberculosis, de ocio y viajes múltiples o ejerciendo su profesión relacionada con el mundo del tabaco).
De cualquier modo el libro es interesantísimo para conocer la rica personalidad del autor de Las personas del verbo. El lector degustará de paso de la rica lengua de Biedma (a veces cita en francés y en inglés) y de un lenguaje aficionado al detalle, irónico, muchas veces transido del temblor lírico, y de un gran sentido del humor. Sin olvidar su formación poética y sus influencias del Siglo de Oro, el simbolismo francés, la generación del 27, la poesía y crítica anglosajona, W. H. Auden, etcétera.
Por último, en las páginas del libro, casi 500, el lector encontrará, junto con una cronología clarificadora del poeta, una noticia breve de sus corresponsales, una bibliografía de sus obras y muestras líricas de considerable valor como el soneto Meditación del estío que manda a Barral el 9 de julio de 1952 desde Orense, donde cumple el servicio militar, y que incluirá en Según sentencia del tiempo. He aquí el primer serventesio, que no cuarteto:

"Alta , tranquila noche. La sumisa
memoria por sus rondas torna en vano.
Pero el dolor se orea entre la brisa
y los muertos están casi a la mano."

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