Sueña el viento en la noche
con lágrimas de cera.
El Cristo de la Buena Muerte
pasa el Arco de Doña Urraca
mientras la noche reza
en el desván del alma
y el tiempo se hace un lío
entre los recuerdos de ayer
y las emociones presentes.
¿Estoy viendo las llamas de las hachas
Temblando mientras cantan los cofrades
“¡Jerusalem, Jerusalem!”
en la Plaza Santa Lucía?
¿O sólo es un reflejo de amor y de nostalgia?
Pero oigo campanas,
y tambores solemnes, y veo al viento
cómo azota las llamas de las hachas.
Sin embargo, no quiero abrir los ojos
y encontrarme con que no estoy allí,
en la ciudad del alma,
recordando lo que viví de niño,
viendo de vuelta a casa
al río de mi infancia recorrer
los saltos de la azuda,
los ojos benditos de la aceña.
¿Sueña el viento en la noche?
¿O sueño yo que estoy allí en la Plaza,
resuelto en fiel nostalgia, como siempre?
No hay comentarios:
Publicar un comentario