ÁVILA
Piedras y mártires
contigo crecen, Ávila, hasta el cielo,
de almenas rodeados.
Y en su vuelo
navegan los escudos
de muertos caballeros,
litigios entre moros y cristianos,
ansiedades de santos andariegos…
A plena luz del día
el tiempo gira en círculos concéntricos,
y de noche se para
trayéndote el sosiego
donde duermen las ansias
del príncipe don Juan, de amores muerto,
las fatigas de aquellos carmelitas
luchando por sus sueños.
Sólo aquí esto es posible,
donde se para el tiempo.
Donde san Juan escribe
la noche oscura de su claro verso,
ciervo herido que busca
la mano que lo hiere y tiene preso.
Piedras y espíritus, Ávila,
donde la tierra es cielo.
Sólo aquí esto es posible,
donde la piedra es alma de convento.
Donde encontró Teresa de Jesús
al más alto amor en los pucheros,
avecilla que al fin dejó la cárcel
que formaba la arcilla de su cuerpo.
Anhelo de Castilla, Ávila,
donde más cerca espera el cielo.
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