jueves, 25 de febrero de 2010

MIQUEL MARTÍ I POL EN CASTELLANO

Antología esencial


Continúo con la Antología esencial del quizás más popular de los poetas catalanes de los últimos tiempos.



LA FÁBRICA (1970-1971)


Muy cercana a la Balada que tuvimos ocasión de leer más arriba, es el poema Eleonor, que incluimos seguidamente, el cual ejemplifica el ciclo de las mujeres obreras, que a los catorce años debían dejar la escuela para ayudar a la familia a salir adelante. La resignación humana ante las circunstancias sociales y una especie de sumisión inexorable al mundo laboral aparecen también en el poema junto con dos de las características fundamentales de la poesía de Martí i Pol: la ternura, en duro contraste con el ambiente opresivo de la fábrica, y la ironía.

Eleonor tenía catorce años
y tres horas
cuando se puso a trabajar.
Estas cosas quedan registradas
en la sangre para siempre.
Aún llevaba trenzas
y decía: “Sí, señor” y “buenas tardes”.
La gente la quería,
a Eleonor, tan tierna,
y ella cantaba mientras
hacía correr la escoba.
Los años, en cambio, dentro de la fábrica,
se diluían en el gris
opaco de las ventanas,
y al poco tiempo Eleonor no habría
sabido decir de dónde le venían
las ganas de llorar,
ni aquella irreprimible
sensación de soledad.
Las mujeres decían que lo que le pasaba
era que se hacía mayor y que sus males
se curaban casándose y teniendo hijos.
Eleonor, coincidiendo con la sabia
predicción de las mujeres,
creció, se casó y tuvo hijos.
El mayor, que era una chica,
hacía justamente tres horas
que había cumplido los catorce años
cuando se puso a trabajar.
Aún llevaba trenzas
y decía: “Sí, señor” y “buenas tardes”.



VINT-I-SET POEMES EN TRES TEMPS (1970-1971)


Otro de los temas que más trató Martí i Pol es el de su enfermedad y los efectos, tanto físicos como morales, que infligió a su existencia. El poema que hemos seleccionado es un buen ejemplo.

Miradme bien: soy el otro.
Cojo de dos pies,
cerrado y solitario.
No vengo de ningún sitio
y escribo para sobrevivir.
Deshago caminos
porque no sé direcciones.
Si ahora pudiese, yacería
en los márgenes claros
con chicas de oscura piel.
Pero he crecido
y alguien me ha llenado
la sangre de cristales.
Miradme bien: cojeo.
No tengo otra cosa
que la voz que me representa.
Hago brotar palabras
y las palabras me purifican.
Emergeré de mí mismo el día
que un viento de la tierra
me seque los ojos. Son altas
las espadas de fuego
de esta lucha que me mantiene erguido
contra el miedo y el sueño.
Miradme bien;
miradme bien: soy el otro.



LA PELL DEL VIOLÍ (1972-1973)


Del presente libro hemos seleccionado dos poemas que tratan también la enfermedad del poeta. El primero significa la aceptación de la derrota ante la enfermedad, mientras que el segundo es una serena reflexión sobre el sufrimiento y el firme convencimiento de seguir luchando, rasgo característico de la personalidad de Miquel Martí i Pol: el de la rabia contenida.

Me declaro vencido. Los años que me quedan
los malviviré desfallecido. Cada mañana
deshojaré una rosa (la misma eternamente)
y con tinta evanescente escribiré un verso
decadente y nostálgico en cada pétalo.
Os lego mi sombra en testamento:
es lo que tengo más sólido y perdurable,
y los cuatro palmos de mundo sin angustia
que invento cada día con la mirada.
Cuando muera, cavad un agujero muy profundo
y enterradme de pie mirando a mediodía,
que el sol cuando salga, me encienda el fondo de los ojos.
Así, dirá la gente que me vea:
--Mirad, un muerto con la mirada viva.



Autorretrato


Mastico ideas, voces, una hoja
de menta para aligerar el estómago.
Hay veces (no por gusto) que segrego
grumos y me ahogo. Tosería
entonces si fuese aún circunspecto
como siempre. Me pondría
un pañuelo en la boca
y giraría la cabeza. Y los que me viesen
dirían: --Es modélico sin duda.
Pero ahora no puedo. Cuando toso
hago un ruido violento, todo
suena en mi cuerpo y resoplo con furia
sin control y agresiva. Es la furia,
tal vez toda la furia que escondía
años atrás detrás del pañuelo.



ESTIMADA MARTA (1977-1978)

Éste es un libro de amor, de tono apasionado y visos eróticos. En el primer poema seleccionado el lenguaje se concreta en el amor físico, con su campo semántico al completo, desde la anatomía correspondiente (senos, caderas, sexo, vientre...) hasta el escarceo amoroso, si bien velado por sutiles metáforas. El segundo es un paréntesis de serenidad y contención, mientras que en el tercero se insiste en la pasión ardiente y el acto físico del amor, aunque el poeta trasciende esa circunstancia y, como en el mejor Neruda, transforma el cuerpo de la amada en una evocación de otros tiempos y lugares, de otros rostros y otros gestos, de muchas mujeres reunidas en una sola. La amada se convierte, así, en una “vibrante geografía del combate”, en algo muy poderoso, capaz de vencer al tiempo. En estos tres poemas que presentamos el poeta adopta un tono claramente optimista y positivo, frente al nostálgico o pesimista de la mayor parte de su producción poética.

Desde las horas muertas, piedra antigua
me tatúo la piel con dibujos obscenos,
y tú estás en todos ellos, Marta.
Minucioso, te escudriño senos y caderas,
el vientre leve y el sexo oscuro, ardiente,
con la punta de los dedos extasiados.
Eres una sola y muchas. Complaciente
y a la vez complacida, rodamos
por una pendiente insólita. Cada gesto
perfecciona el extremo íntimo del juego
desmesurado y estricto. Marta, las palabras
que nos decimos sin hablar no son
espuma sino agua, y el deseo
es un vasto horizonte. Si cierro los ojos
te me haces presente y estallan los colores.
El árbol de luz de los sentidos
otra vez se puebla de hojas y de pájaros.

Reposas, Marta, y cierro ahora los ojos
para pensarte, para verte. Fuegos lejanos
y músicas y fiestas por tu cuerpo.
Toda la insólita confusión de los colores
de este estío y el viento que esparce copos
de cabellos y extiende su claridad.
A la vez cueva y torrente, gritaré
la certeza de ti, de estos instantes
que hemos vivido y escucharé los ecos
de cada palabra al fondo de mí mismo;
cueva y torrente, repetiré tu nombre
y llenos de ti los labios proclamarán
conjuntamente deseo y realidad.
Tributo de arena y hojas, tiempo y juego
amainan la sed del caminante.
Reposas, Marta, y yo reposo en ti,
y te pienso tiernamente, y te veo y te tengo.

Evoco hojas de sombra, hojas de luz.
Con las de luz resguardo soledades,
con las de sombra enciendo los deseos.
Evoco cuerpos bellos, y entre todos
destaco el tuyo, que amo y que conozco.
Evoco gestos raros y lugares
claramente incitantes, voces, rostros,
y los fijo en ti que todos los reúnes.
Vibrante geografía del combate.
Como si dominaras el ayer, y el tiempo
no hiciese ceniza de los años,
volvemos a la sombra y al secreto
y te palpo los pechos
y el sexo, y tú respondes,
como yo, hecha fuego. Marta, yo no escribo
sobre la arena fina del recuerdo.
Hablo de ti y de mí, y de ahora mismo
y de nuestros dos cuerpos hechos uno.




4 comentarios:

  1. Una muy buena selección. El de Eleonor es fuerte, fuerte y no tan lejano de nuestro tiempo.
    un saludo.

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  2. Hola
    Las traducciones al castellano de quién son? (son muy buenas)

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  3. Hola
    Las traducciones al castellano de quién son? (son muy buenas)

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  4. Se pregunta de quién son las traducciones al castellano. La respuesta es muy sencilla: son mías, es decir del propietario del blog, de Esteban Conde. Gracias por el interés mostrado.

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