viernes, 5 de junio de 2009

REFLEJOS DE PRAGA

Camino del Savoy


















Hay un islote junto al Puente de las Legiones
que es un paraíso de sombras y de cantos.
Sobre los bancos de los paseos hay gente
que espera ver dormirse al tiempo en su regazo.
El Moldava sigue siendo un río que acaricia las orillas
y siembra la mirada de cisnes blancos y polen
que nada a la deriva. Cumple bien su destino,
lo mismo que los frecuentados embarcaderos
o los rosales que aplauden a la Nevkova
en uno de los parterres del islote.
Desde el Puente de las Legiones, camino del Savoy
donde Kafka sembró sus laberintos,
echamos una nueva ojeada a ese islote
donde hace un instante gobernábamos la apacibilidad
de su silencio sólo interrumpido por el canto de un mirlo.
¡Qué pacífica flota la mañana sobre la luz del río!






En el Savoy
















En el Savoy se cumple la promesa.
La cerveza hace el resto. La nieve de la espuma
desciende valle abajo a la hondonada
de los versos o la prosa sentida, que es lo mismo.
Hablar aquí de Kafka es cosa fácil.
La metamorfosis es sencilla y natural. Yo soy él que escribe
sobre el velador columnas de silencios
donde arde sin llama la palabra.
Yo soy él que mira y ve pasar por la ventana
tranvías rojos que van por fin camino de la luz.
Atrás se quedan en la sombra angustiosa
escarabajos sucios, aldabas inaccesibles
y castillos con telarañas negras que nunca se verán.
Yo soy él que respira por fin
una mañana del siglo XXI donde todo en el Café se ha transformado.
El techo está más limpio y dan más luz las arañas,
los portátiles navegan por mundos extranjeros
y los espejos devuelven las sonrisas de las cámaras.
Termino la cerveza y termina la metamorfosis.
Yo soy yo otra vez. Y Kafka continúa
enredado en los reproches de sus cartas, encerrado
en su siglo de angustia, en la esperanza
de que otro le saque alguna vez de su silencio.
Yo vuelvo a ocupar esta ropa que tengo,
ropa de mendigo de ilusión.






Sobre un barco especial


















Al pie del Puente de Carlos, sobre un canal del Moldava,
a bordo de un barco restaurante y a la sombra de su pérgola,
soñamos que la vida es una navegación romántica hacia la paz.
La verdad es que vamos envueltos en música y cerveza
y olvidamos que somos ya mayores y jubilados,
que tenemos las piernas agotadas de tanto caminar
por la selva de belleza de Praga.
Aparcamos de momento la verdad de que nos empiezan a faltar las fuerzas,
hemos vivido ya bastante, hemos hecho familia,
llevamos mucho tiempo a cuestas y están muy rotas las tablas del andamio
que nos sube hacia la nada, pero que es todo.
Está nublado y Praga va apagándose
(como estos días que hemos elegido para vivir aquí)
pese a ser poco más de mediodía, y por las aguas del Moldava
navega el polen muerto a la deriva.
Pero nosotros somos luz y ganas de vivir,
soñamos que somos luz y vida siempre en marcha
mientras vemos abrirse lentamente
los arcos romanos del Puente a nuestro paso.

1 comentario:

  1. beautiful city....
    good luck....

    http://painting-indonesiagallery.blogspot.com
    http://architecture-indonesiagallery.blogspot.com

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