domingo, 21 de junio de 2009

DE VISTA, DE OÍDAS, DE LEÍDAS

Oasis de poesía




Ayer, 20 de junio, Día internacional del español, pasé la tarde en Barcelona para asistir al acto de Poemas para un mundo mejor (en realidad, una maratón poético-musical donde intervinieron gentes diversas pertenecientes en su mayor parte al mundo de la educación). El lugar, el Jardín romántico del Ateneo Barcelonés, se convirtió durante unas horas en un oasis para amantes de la sensibilidad artística y literaria en particular y de la solidaridad humana en general. La asociación que patrocinaba el acto (Poesía en acción) había previamente confeccionado una antología poética de más de cien poemas, cuyos autores abarcaban todas las edades y la intervención consistía en la lectura del poema antologado (después de diez años de celebrarse el evento, en la antología del presente año había un poema mío que había enviado al coordinador del evento días antes). Al final, no me quedé a leer mi poema tal como estaba previsto en el programa porque se me hizo muy tarde. De todos modos allí fui testigo de un escogido ambiente de poesía, salvando la calidad de los poemas leídos, que había de todo, y pasé un rato muy agradable. Sin embargo, me quedé con las ganas de oír unas palabras en conmemoración del Día internacional del español (el acto en sí tenía como lengua vehicular el catalán, y ello explica en parte la circunstancia). Por ello, y sin dejar de agradecer el gesto de incluir en la antología editada mi poema, en castellano (a decir verdad, muchos estaban en este idioma), debo dedicar el resto de este modesto artículo a aportar mi granito de arena a la mencionada conmemoración, me refiero al Día internacional del español. Dado que en el citado poema con que participo en la Antología de Poemas para un mundo mejor figura la palabra "azuda", la propongo como palabra de mi predilección. Azuda (también el diccionario recoge "zuda") en la presa que el hombre construye en el curso de los ríos ( el Duero, sujeto en parte de mi poema, presenta azudas en su paso por mi ciudad natal) para remansarlos y aprovechar mejor su caudal de agua. Y ya puestos a proponer términos que de algún modo me llevan a la infancia, citaré otros tres que tienen probablemente raigambre gallega. El primero de ellos, "morceña", lo empleaba a menudo mi madre, y era sinónimo de pavesa. "Se me ha llenado la cocina de morceñas", decía mientras intentaba con la mano deshacerse de ellas. Las otras dos palabras, "entoñar" y "arroñar", las empleábamos nosotros los chavales en nuestros juegos y aventuras. Entoñar era sinónimo de enterrar o amontonar ("Hay que entoñar bien el bote de carburo en la arena para que salga con más fuerza en el momento de explotar". "Se te entoñan los párpados cuando tienes sueño".) y arroñar, sinónimo de arruinar o derribar ("Cuando se juega al burro se intenta arroñar al que hace de cabeza de la fila". "Al fin la cabaña del soto se arroñó con el tiempo".).

No hay comentarios:

Publicar un comentario