jueves, 13 de junio de 2013

FOTOGRAFÍAS QUE HABLAN

Crepúsculo en la Huerta



 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Cuando la noche se acerca con sus pasos susurrantes a la Huerta, hay un misterio claro en el recinto donde a veces hablo de todo lo divino y humano con el amigo de las confidencias antiguas. Los pájaros hace rato que escogieron un lugar privilegiado entre las ramas de la higuera de Pablo, aquel hombre que nos enseñó a ser fiel a la palabra y comprometido con la labor cotidiana. Los colores de las frutas se vuelven invisibles y los rezumantes higos alargan su almíbar hasta la mesa de obra, bajo el cobertizo donde sabe el amigo que me gusta estar, a veces hablando con él, a veces simplemente soñando con la paz del crepúsculo (¿recordando acaso compartidos momentos pasados tiempo atrás entre las plantaciones de la huerta o la reconfortante caricia del agua de la piscina?). Se perfilan los oscuros ramajes de los árboles en la rosada malva con que se toca la vecina noche, como versos arrancados a la tierra para escribirlos en la página sin muerte del cielo. ¡La Huerta, manatial de amistad y poemas no escritos!

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