Ante la tumba del poeta
“El primer surco de hoy será mi cuerpo”
Claudio Rodríguez
Él quería la humildad de la tierra,
y la autoridad el magno panteón.
Y el poeta ganó. Quería ser
surco y semilla junto al árbol
que asciende hacia la luz y el agua viva
que sueña con el mar y nace en él.
Madera sabia y agua redentora,
compañeros que lavan y consuelan.
Y aquí está, con su verso deseando
cumplir fiel la canción del despertar.
Una lápida gris cubre su trigo,
una cruz lo señala como grano
logrado de la tierra y unas llamas
alumbran la ebriedad de su cosecha.
Hasta el fuego corona el agua libre
que mana de la fuente compañera,
agua viva que suena con sus versos,
agua viva que escribe sin cesar
las cruces y las luces de su vida
salvadas con las lluvias de la infancia.
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