miércoles, 8 de mayo de 2013

EL RELATO DEL MES


NEGLIGENCIA MÉDICA

 
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
El Hospital que existió, sin apenas contratiempos, desde la Edad Mediaen la Vila Vellade Tossa de Mar, de repente a mediados del siglo XVIII fue clausurado en régimen temporal por causas desconocidas. Y la verdad es que nunca más se volvió a abrir. El Hospital durante el tiempo que funcionó estaba destinado a atender a las personas que caían enfermas durante sus peregrinajes a Francia procedentes de Barcelona y otras ciudades de la costa mediterránea, aunque también eran atendidas otras personas por motivos diferentes.
El edificio, de dos plantas, no era muy grande pues sólo disponía de tres camas y una sala de visita;  y estaba regido en un principio por Jurados de la Universidad de Cervera, si bien con el tiempo pasaron a gobernarlo galenos y físicos de Gerona y hasta de la misma Tossa de Mar.
Las causas que se adujeron en el momento de su cierre tenían que ver unas con los escasos medios económicos de que constaba el centro y otras con el aún más raquítico sueldo que recibían los que estaban a su cargo. Pero las verdaderas causas no se conocieron hasta hace muy poco, corriendo el año presente, cuando en la limpieza de un vetusto inmueble de la vecina ciudad de Blanes, fue encontrado entre papeles de escasa importancia un librito  titulado El demonio vegetal de quien era autor Giordano Luneto, al parecer un boticario italiano que había sufrido constantemente las burlas de sus paisanos por sus extravagancias. La obrita, que se había conservado milagrosamente en buen estado, databa de 1870 y había sido editada en Bolonia.
El demonio vegetal constaba de varios capítulitos, que versaban de sendas plantas con virtudes mágicas y relacionadas con los pactos diabólicos, una tabla con las principales plantas utilizadas por los brujos en la Antigüedad y la Edad Media, y un apéndice con noticias de incidentes graves relacionados con el uso y abuso de ciertas plantas. En el librito se hablaba de la belladona, llamada a partir del siglo XVI la hierba de las brujas porque con su ungüento lograban trasladarse en sueños a sus famosos aquelarres; del cáñamo indio, que, aplicado en compresas, curaba las quemaduras; del zumo de celidonia, que provocaba lepras pasajeras; de la cicuta, cuyos ungüentos causaban espanto, convulsiones y ataques de rabia entre gritos horribles; de la coloquinta, que, activadora del priapismo, conseguía aumentar el vigor juvenil en viejos libertinos; del estramonio, que ocasionaba delirios, alucinaciones y erupciones en la piel.
En la tabla se especificaban los nombres de docenas de plantas, cuyos tallos, frutos, hojas, raíces y flores se empleaban para formar perfumes, pomadas, filtros y elixires con fines médicos pero que muchas veces se convertían en puramente mágicos. Finalmente, el apéndice de noticias de incidentes graves relacionados con el uso y abuso de las plantas, entre otras de variada consideración, se recogía la que, a juicio de los entendidos, explicaba el cierre repentino del Hospital de la Vila Vella, noticia que decía así: “El primogénito del acaudalado comerciante tossense Manel Martí i Colomer ha fallecido hoy diez de enero de 1751 a las 10 treinta de la mañana en el Hospital de la Vila Vella por intoxicación de belladona. Probablemente, el ungüento narcotizante que se le aplicó la pasada madrugada no reunía las condiciones pertinentes para obrar el efecto deseado. Las consecuencias de esta terrible negligencia médica no se han hecho esperar: el centro hospitalario ha sido clausurado con carácter de urgencia.”

 

 

 

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