Realidad y leyenda
En Toledo hubo una vez una historia de amor con milagro incluido. Ahora estamos sentados junto al Tajo tejido de realidad y leyenda y espadañas secas y cantos exaltados de patos que se cortejan. El puente de la autovía siembra su sombra en el río. A la izquierda, hacia la ciudad, se levanta un torreón de piedra en el sendero de la orilla. Hay gente que baja a pasear y puebla el arbolado de animadas conversaciones. Nosotros hablamos de lo que acabamos de hacer. Venimos de visitar Santa Leocadia y la iglesia del Cristo de la Vega. La mujer que guarda la llave y hace a la vez de guía nos ha abierto la verja de la leyenda. En el patio de entrada, a izquierda y derecha, centenares de nichos de canónigos hablan en silencio del lugar sagrado que nos espera. El Cristo con el brazo desenclavad(réplica del original que fue quemado durante nuestra despreciable Guerra Civil) nos recuerda la tradición de la promesa incumplida. Los nombres de Isabel y Diego suenan en el recuerdo mientras que el viento a la orilla del Tajo, cerca de donde estamos sentados, los repite sin sosiego entre los altos ramajes de los árboles.
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