sábado, 18 de julio de 2009

DE VISTA, DE OÍDAS, DE LEÍDAS

Flores rotas



















Mi vida de jubilado no puede ser, en contra de lo que pensaba, más apacible y familiar. Puedo dedicarme a lo que más me ha gustado siempre: disfrutar del tiempo y evitar que el tiempo disfrute de mí, lo cual sería muy poco agradable. Todas aquellas cosas a las que estaba aficionado antes de jubilarme las gozo de tal manera que me falta tiempo para hacerlo del todo. Pasear, ir en bicicleta, nadar, leer, escribir, pintar, bailar, charlar con los amigos, viajar, ir al cine... Lo del cine es una devoción que mantengo viva desde niño. Desde aquellas películas del Oeste de la sesión matinal del Ramos Carrión en mi ciudad natal, en las que el protagonista Bob Steelle se enfrentaba a los forajidos dondequiera que la ley y sus convecinos estuvieran en peligro, hasta las series de televisión de hoy (C.S.I., Mentes criminales, Bones, House y un largo etcétera), pasando por DVD que me traen mis hijos o adquiero al comprar revistas o periódicos, he seguido siendo fiel a ese arte de las sombras y las imágenes que hablan y se mueven en las pantallas de cualquier tamaño para evocarnos otros momentos de nuestras vidas o traernos simplemente nuevos motivos de sueños e ilusiones. Uno de esos DVD es la película cuyo título encabeza el artículo de hoy, Flores rotas. Dirigida en 2005 por Jim Jarmusch y protagonizada entre otros por Bill Murray, Jeffre Wright, Sharon Stone o Jessica Lange, cuenta el viaje por media América del Norte de Don Johnston, soltero y casanova recalcitrante, buscando a un presunto hijo de diecinueve años, fruto de una de sus aventuras amorosas del pasado. La historia comienza en el momento en que la última amante que tiene decide abandonarlo. A la vez acaba de recibir una misteriosa carta de color rosa de una antigua novia suya diciéndole que tiene un hijo de 19 años que posiblemente anda buscándole. Pero la carta viene sin remite y con el matasellos borroso, con lo que no puede averiguar quién se la escribe y de dónde procede. Su amigo y vecino Winston, casado y con hijos y aficionado a la investigación detectivesca, tras prepararle el material necesario, que incluye los actuales domicilios de sus antiguas amantes, le anima a viajar por el país en su busca y así poder dar con ese presunto hijo suyo. El viaje en sí ya es entretenido y le ayuda a conocer los nuevos modos de vida de sus novias, así como el paisaje y el presente de un país en ebullición y desarrollo humano, sufriendo a veces hasta algún que otro accidente. Al final acaba obsesionándose tanto con ese hijo suyo de la carta, que cree verlo en los jóvenes que se cruzan con él y hasta sufre al final de la cinta una agridulce decepción con el joven al que invita a unos bocadillos y bebidas. Agridulce porque, tras todo lo vivido durante ese viaje de búsqueda, saca la conclusión de que el contenido de esa carta rosa ha sido una especie de lección que alguna de sus antiguas novias quiere darle para que cambie su vida. Recomiendo ver estas Flores rotas, porque, además de constituir una cinta realizada con calidad ( no en vano es obra del autor de películas como Extraños en el paraíso, Bajo el peso de la ley o Noche en la tierra, en las que la figura del perdedor es tratada con especial cariño), ofrece la lección sin falsas moralinas de que esas flores, lejos de estar rotas o cortadas, siguen esperando en el jardín existencial para dar nuevas oportunidades a quienes se conforman con ser meramente espectadores de una vida llena de sorpresas.

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