viernes, 4 de octubre de 2013

LA CLARABOYA



                                                                               
“Siempre la claridad viene del cielo;
 es un don: no se halla entre las cosas…”
                                                                Claudio Rodríguez
 
 
Todo era claridad. Todo era luz
en el aire embalsamado. Todo
inocencia recién establecida.
La primavera hablaba,
y el río y la arboleda,
la casa y tú callabais asombrados
ante lo que estaba a punto de ocurrir.
Y era simplemente la realidad
augusta de vivir. La golondrina
encontraba su atávico camino
en pleno vuelo entrando en el desván
por la azul claraboya hasta su nido,
puesto allí desde siempre
encima de una viga.
Y Dios hacía un guiño encubridor
al niño que eras tú, pleno de dicha
y amante de aventuras.

Fiel realidad de primavera,
promesa eternizada en un vocablo
no escrito todavía,
puro silencio musicado,
como el vuelo del ave que salvaba
la claraboya abierta en el desván
en tu mirada atónita de niño.

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