domingo, 29 de enero de 2012

De vista, de oídas, de leídas

A vueltas con Leonard Cohen


Leonard Cohen es para mí, antes que nada, un poeta que canta a los poetas. La primera vez que lo oí fue hace algunos años cuando cantaba poemas de Lorca. Su voz rota y ronca como tras beber cazalla es única y el tono de sus canciones profundamente lírico y grave, como un De Profundis que viene sonando a nuestros oídos para recordarnos que el hombre está aquí para dar cuenta de su compromiso moral. Ahora su nuevo disco insiste en la existencia humana y el dolor de vivir y se llama en español Viejas ideas (Old ideas). Este canadiense de voz ronca y sombrero a lo Humprey Bogart nos sacude de nuevo para que no nos durmamos en nuestra propia complacencia y despertemos, con el significado a que se refería Jorge Manrique, para que no olvidemos que la vida pasa rápida y el placer no dura, que el tiempo nos arrincona inexorablemente como a muebles viejos y que lo único que nos salva es creer en la vida y en nuestros amigos y las personas que están más cerca de nosotros, que el camino se hace al andar, como decía Machado, y que sólo se llega a buen puerto si nos hacemos cargo del timón del barco en que navegamos y no dejamos que nadie lo haga por nosotros. Leonard Cohen, poeta cantador de poetas, (aunque más que cantar recita) nos deja en Viejas ideas, este nuevo disco suyo compuesto de diez canciones, su testamento vital.
Como muestra, escuchemos la canción que Leonard Cohen dedicól a Lorca.

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