Ayer, haciendo zaping en la tele, una vez pasado el día con Los Tres para celebrar el Día del Padre, me encontré con una voz que ya oí en mi infancia. La voz cantarina y equilibrista de Antonio Molina. Porque Antonio Molina es una de esas voces que aparecen unidas a la aventura más o menos azarosa de muchas de nuestras infancias, por lo menos las de los que nacimos en la posguerra. Estaban dando en la Primera Esa voz es una mina y en ella Rafael Vera (Antonio Molina), minero de profesión, tiene que bregar con una familia numerosa en la que su propia esposa está impedida en una silla de ruedas. Un drama. Pero dejando de lado el tema de la película, debo destacar la canción estelar de la misma, cuya letra repetíamos muchos niños cuando oíamos cantar a Molina por la radio: "Soy minero, y templé mi corazón con pico y barrena. Soy minero, y con caña, vino y ron me quito las penas..." Recuerdo que a mi madre le gustaba mucho Molina y en cierta ocasión fuimos juntos los dos a una sesión de Fémina, en la que la mujer entraba al cine gratis, para ver una película suya. Estaba visto que Antonio Molina y sus canciones me iban a seguir a mi vida de adulto. Había una canción que también cantaba el minero en Esa voz es una mina, una vez conseguida cierta fama, y que empezaba "Dos velas hacen un barco, dos olas hacen la mar, los dos solos en el mundo, y sobra to lo demás..." Pues bien, durante la celebración de mi boda, aquí en Barcelona, el año setenta del pasado siglo, un familiar mío, gran aficionado al cante y que ya había hecho sus pinitos en el mundo de la canción, nos dedicó a los recién casados esa misma canción: "Dos velas hacen un barco, dos olas hacen la mar, los dos solos en el mundo, y sobra to lo demás. Quiero que vivas conmigo, pa siempre juntos los dos, aunque yo sufra el castigo de que me condene Dios." Gracias a esos detalles tan sencillos se engarzan las piedras preciosas de nuestras vidas, por modestas que sean.
Y tomando el hilo de las minas, los mineros y el hecho de que la película de Antonio Molina se rodó en Puertollano, pueblo donde nació mi mujer, cierro esta pequeña memoria con el romance que yo dediqué tanto a ella como a Puertollano.
Puertollano, Puertollano,
pueblo de las dos mentiras,
que nunca tuviste puerto
ni fuiste llano en tu vida.
Puertollano, Puertollano,
pueblo de sol y de minas:
gracias por haberme dado
la mujer que yo quería,
porque ella lleva en sus ojos
los olivos que tú crías,
y en el alma la paz clara
del cielo que te cobija.
Puertollano, Puertollano,
con aires de Andalucía:
tu nombre he escrito en mi alma
con letras que no se olvidan.
Qué bonito romance dedicado a mi pueblo!! Aunque sea joven le tengo mucho cariño tanto a la película "Esta voz es una mina" como a la canción de "Soy minero"....aquí en Puertollano el que más o el que menos ha tenido algún familiar minero. A mí, personalmente, me evoca a mi abuelo. Gracias por sacarme una sonrisa!!
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