miércoles, 17 de diciembre de 2008

LETRAS PARA EL OCIO

DOS LIBROS DE ANTAÑO

Un día de verano, antes de bajar a la playa para reunirme con mi mujer, que ya había bajado mucho antes a tomar el sol, me pasé por la papelería del pueblo donde suelo comprar el periódico con la idea de regalarme el lanzamiento que RBA hace de libros escolares del siglo pasado: una Urbanidad para niños de la editorial barcelonesa F.T.D (1929) y una Gramática de segundo grado de la editorial zaragozana Luis Vives (1947). El libro de Urbanidad lo había leído y trabajado de niño cuando fui alumno de los Salesianos de Zamora, y me sonaban mucho algunos capítulos y viñetas del libro, sobre todo, los Dos ejemplos trascendentales (El joven de los buenos deseos y El saco de carbón), y algunos cuentos y anécdotas repartidos por el librillo para ilustrar los diversos capítulos (el del emperador Teodosio, los juegos de algunos santos, Licurgo o el rey de Sicilia y sus capitanes envidiosos); sin embargo, al contrario de antaño (y es lógico), el tono me sonaba horriblemente gazmoño y tanto los consejos como los relatos a que acompañan los primeros se habían quedado anticuadísimos, si bien me servía de testimonio de un tiempo que había tenido que vivir. Ahora las cosas de la educación van por otro lado y corren peligro de que se alejen tanto de toda urbanidad que acabarán un día desapareciendo (aunque con esto de la Educación para la Ciudadanía es posible que se recuperen algunos valores; es broma, y más mientras se siga haciendo lo que se está haciendo con esa materia: jugar con ella desde puntos de vista meramente políticos). Y pensando en ello recordaba los últimos años de enseñanza, en que paulatinamente se habían ido evaporando valores tan importantes como el esfuerzo personal, el estudio, el respeto hacia el saber y el trabajo bien hecho. En cuanto a la Gramática, dejando a un lado la teoría, que se había quedado también muy lejana, era un libro que respetaba mucho las lecturas (en prosa y en verso) como punto de partida para trabajar la Lengua, la comprensión de textos, el vocabulario, la redacción, la sintaxis y... algo que se está menospreciando y que es una herramienta de trabajo: la memoria.






UNA NOVELA DE SUSANNA TAMARO

Ya he dicho varias veces que mi mujer y yo solemos entablar conversaciones durante nuestros paseos sobre los personajes de las novelas que mi mujer lee como si fueran vecinos momentáneos nuestros (y de algún modo lo son). Una de las últimas novelas que mi mujer leía durante mi larga enfermedad fue Escucha mi voz, de Susanna Tamaro. En ella se cuentan entremezcladas las historias de una chica criada por su abuela, la vida de la abuela, que muere de Alzheimer, y la de su madre; la vida de esta última aparece narrada en unos diarios que encuentra en un baúl del desván de la casa (vaya por delante que la madre de la chica, a juzgar por los diarios, era tan rebelde como ella); por lo visto la madre estuvo enamorada de un profesor. El estilo de la novela es sencillo y emotivo, real como la vida misma. Una muestra: "20 de mayo. Hace dos semanas que no da clases. Me he informado y parece que está enfermo. He echado cuentas y creo que estoy de dos meses. Siento cada vez menos dulzura, es el miedo lo que predomina, y la rabia. ¿Es verdad que está enfermo? ¿O ha intuido algo y quiere darse un tiempo? Hace un mes que no aparece. A lo mejor es verdad que está muy mal y sólo soy yo la mala que se imagina otras cosas."







CONFINADOS EN CASA

Los nervios de no poder salir de casa a dar el paseo acostumbrado por Cerdanyola y ver que poco a poco la ciudad va viendo su cara operada de cirugía de adoquines y alquitrán me confinaron en casa y conmigo a mi mujer. Menos mal que no nos faltaba actividad con que ocupar el tedio de las tardes. Por ejemplo, ella devoraba novelas sin parar. Por aquel entonces, estaba leyendo la vida de un joven arquitecto llamado Arthur y la de Lauren, una brillante neurocirujana; ambos son los personajes principales de Volver a verte. Por lo que mi mujer me contaba, él había huido de Los Ángeles cuando ella salió del coma en que había caído y durante el cual la había vigilado celosamente. Estuvo en París una temporada y, finalmente, regresó a la ciudad californiana a trabajar en el estudio que compartía con su colega Paul. Arthur aún sigue enamorado de Lauren y recuerda que gracias a él Lauren continúa con vida porque los doctores que la trataban querían desenchufarla de la máquina y él se había negado siempre. Y el destino hace que se vuelvan a encontrar gracias a un accidente que sufre Arthur; entonces Lauren es la doctora que lo atiende a él, pero, como es lógico, no lo reconoce... El estilo es mezcla de tradición y modernidad: descripciones y diálogos a la antigua usanza por un lado, y por otro juegos temporales, perspectivismo, contrapunto, cambios de narradores, monólogo interior, estilo indirecto libre...
"Se vistió. Tanto peor si no cenaba: sus horarios eran absurdos, ya picaría algo de camino. Pulsó la tecla del contestador telefónico. Un mensaje de su novio le recordaba que aquella noche debían asistir los dos a la proyección del último documental que él había realizado. Borró el mensaje antes de que la voz de Robert tuviese tiempo siquiera de precisar la hora de la cita..."

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