SOLUCIÓN de la actividad de la entrada ANTERIOR:
él
Tú, jamás
Sé, tú
dé, físico-química
él, demás
mío
más, Sí
Tú, más, él
té, más, limón
egoísta, sí
rápidamente, sé, más
Él, mí.
él, regaló, té, marroquí.
Él, también, mí
Decimoséptima, baúl, está
La Puntuación tiene sus secretos, si bien, tras un estudio concienzudo de los empleos de los principales signos de puntuación y su práctica atenta, acaban siendo superados. Sin embargo, es útil tener en cuenta los siguientes consejos:
1. Evite poner muchas comas en sus escritos; limítese a los casos necesarios:
vocativos (Espera, Juan, a que llegue el cartero),
aposiciones ( Madrid, capital de España, posee un clima continental),
elementos homogéneos de una serie (El chopo, el álamo, el sauce son caducifolios)
2. No olvide poner delante y detrás de:
comillas (Sócrates dijo: “Yo sólo sé que no sé nada”),
signos de interrogación (¿Qué hora es ahí en Nueva York?)
signos de puntuación (¡Qué sereno está hoy el mar!)
3. Tampoco debe confundir el guión, que se emplea sobre todo para separar palabras al final de renglón, con la raya, que se emplea en los diálogos para introducir la intervención de los interlocutores.
Como lo que queremos es que haga prácticas para mejorar el empleo de los signos de puntuación, le proponemos una actividad divertida. Se trata de colocar varias veces en un testamento sin puntuar los signos de puntuación pertinentes, de modo que cada vez resulte heredero uno de los personajes mencionados en él: sobrino, hermano, sastre, mendigos.
He aquí dicho testamento:
Dejo mis bienes a mi sobrino no a mi hermano tampoco se pagará la cuenta del sastre nunca de ningún modo para los mendigos todo lo dicho es mi deseo yo Benito Martínez
Otra actividad divertida. Se trata de una pequeña fábula de ocho versos octosílabos transcrita como si fuera prosa y sin un solo signo de puntuación. Una vez que usted haya colocado sus correspondientes signos, deberá componer la fábula.
He aquí el texto:
Mal hayan amén tus golpes decía el clavo al martillo Qué daño puedo yo hacerte que me aniquiles impío Y el martillo contestaba No te destruyo te afirmo Quien mayor virtud pretende necesita ser sufrido
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