Acaba de apagarse la vida del escritor norteamericano Ray Bradbury (Waukegan, Illinois, 1920-Los Ángeles, California, 2012), uno de los más grandes escritores de Ciencia Ficción (también cultivó los géneros de misterio y de terror) de todos los tiempos. Aficionadísimo lector desde muy niño de Verne, enseguida supo que su carrera literaria iba a seguir el camino del autor de Viaje a la luna. Aunque no acabó ninguna carrera universitaria por razones económicas, Bradbury llegó a poseer una vastísima cultura. Además de trabajar como guionista (colaboró con John Huston en la adaptación cionematográfica de Moby- Dick, novela homónima de Herman Melville) publicó numerosísimos cuentos de temática futurista (Crónicas marcianas, El hombre ilustrado, De la ceniza volverás, etc.) y novelas tan conocidas como El árbol de las brujas, La feria de las tinieblas o Fahrenheit 451 (1953), que fue pasada al cine en 1966 y que todos los de mi generación hemos visto varias veces. Bradbruy hizo tanto por el mundo de las estrellas a través de sus relatos y novelas, que los científicos pusieron su nombre a un asterioide. Seguro que desde allí o algún otro lugar parecido nos está mandando ahora un saludo. Yo se lo devuelvo citando unas palabras suyas:
"Hay solo dos cosas con las que uno se puede acostar: una persona y un libro."
"No estaba prediciendo el futuro, estaba intentando prevenirlo."
"Los viajes al espacio nos harán inmortales."
"Me gusta tocar un libro, respirarlo, sentirlo, llevarlo... ¡Es algo que una computadora no ofrece!"
"Sin bibliotecas, ¿qué nos quedaría? No tendríamos pasado ni futuro."
"Continuamos siendo imperfectos, peligrosos y terribles, y también maravillosos y fantásticos. Pero estamos aprendiendo a cambiar."
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