jueves, 15 de abril de 2010

MEMORIAS DE UN JUBILADO


COLLIOURE EN EL TIEMPO

El nombre de Collioure está ligado al mar y a Machado, a la guerra civil española y al poeta que sufrió destierro. Collioure para mí es la cita casi anual con un poeta de verdad, con el poeta de la Verdad (con mayúscula). Desde aquella vez que con la tertulia de Jurado Morales, allá a finales de los setenta, ha habido pocos años en que no haya cumplido con la visita obligada a la tumba de Antonio Machado. Desde entonces a hoy se han ido quedando por el camino amigos y poetas que forman con el autor de Campos de Castilla el espacio sin tiempo o el tiempo de las fotografías, tiempo vertical e inmóvil. Y hoy, quince de abril de 2010, a algo más de un año de mi jubilación, tengo la inmensa suerte de acudir de nuevo a Collioure a sentir in situ la voz de la Verdad, la voz del tiempo que sabe respetar y admirar a aquellas figuras humanas que supieron vivir hasta el final de sus vidas fieles a sus convicciones ideológicas. Y lo hago con profesores y alumnos del Instituto que más quiero, el IES La Románica, donde aprendí a ser mejor conmigo mismo y con los demás a través de la convivencia diaria con mis colegas del Seminario y el respeto a mis alumnos y alumnas que tuvieron que aguantar mis modestas lecciones durante los seis años que ejercí de profesor de Lengua y Literatura Castellana en el Instituto. Y allí, en las clases, ante ellos, siempre que podía sacaba a colación al poeta de la Verdad, como ejemplo de buena persona (“Soy, en el buen sentido de la palabra, bueno”, dejó dicho Machado en su impecable Retrato) y modelo de buen hacer (“Despacito y buena letra: / que el hacer las cosas bien / importa más que el hacerlas”, como escribió en en sus reflexivos Proverbios y cantares). Muchos son los recuerdos que conservo de cada visita a Collioure a lo largo de todos estos años, entre los cuales queda, como ya he dicho la memoria de los amigos poetas que se fueron. Y de esta de hoy, guardo como recuerdo un día de sol y luz junto al mar con profesores y alumnos de mi Instituto y el poema que leí ante la tumba del poeta.



ESTE COLLIOURE
A los profesores y alumnos
de La Románica, con gratitud y cariño.

Con amigos de otro tiempo
me acerco otra vez al mudo
recinto del cementerio
donde espera tu sepulcro.

Y ante la piedra que esconde
la verdad de tu otro mundo,
digo estos versos que son
un homenaje a tus surcos,

surcos de mieses plantadas
con castellanos impulsos,
regadas por aguas claras
de manantiales profundos.

Como tus versos, poeta,
que buscan el cielo puro
de la mejor libertad
para los hombres más justos.

Como espada la palabra
y el silencio como escudo.
Y en silencio escucho el alma
de tu voz, siempre la escucho.
15 de abril de 2010

1 comentario:

  1. Visita obligada por su simbolismo y el cuerpo, donde está, en Colliure, aunque hay voces que quisieran traerlo a España.
    Un saludo.

    ResponderEliminar