miércoles, 12 de agosto de 2009

DE VISTA, DE OÍDAS, DE LEÍDAS

Las Aventuras del FBI












El verano es la mejor época para desempolvar las antiguas lecturas y con ellas regresar al pasado, pero sin nostalgia, sólo con el deseo de comprobar que dentro de nosotros sigue latiendo parte del niño que un día fuimos cada uno de nosotros. Uno de los modos que yo tengo de volver a aquella Arcadia perdida es releer las viejas historietas de aventuras que muchos conservamos. Me refiero a los cuadernillos de viñetas que en los años cincuenta y sesenta devorábamos sin parar, hasta hacer nuestras las inquietudes y peleas de los héroes que desfilaban por sus breves páginas, casos de El Cachorro, Roberto Alcázar y Pedrín, El Capitán Trueno, El Guerrero del Antifaz o, para no hacer excesivamente larga la lista, el trío compuesto por Jack, Bill y Sam, los inefables protagonistas de las Aventuras del FBI. Conocida mi afición por este tipo de publicaciones, hace unos años me regaló uno de mis hijos un libro que las estudiaba titulado La España del tebeo (Espasa Calpe, 2001). Del libro, dividido en tres partes, la que me interesa es la que estudia el tebeo de aventuras, representado por cuatro colecciones solamente (Roberto Alcázar y Pedrín, El guerrero del antifaz, Hazañas bélicas y El capitán Trueno) cuando existían docenas de ellas. Por ello, cada vez que releo el libro de Espasa, en especial echo de menos en ese apartado la colección titulada Las aventuras del FBI, que eran mis favoritas. De ahí que en este blog me decida a aportar mi pequeño granito de arena y así completar un poquito ese apartado.
Las Aventuras del FBI como novela ya existía en la editorial Rollán, que, en vista del éxito que estaban tomando entre los lectores adultos, decidió en 1951 encargar al dibujante Luis Bermejo (a él se deben otros cómics como Pantera negra, Apache y algunos números de El Capitán Trueno) el trabajo de transformar esas aventuras en cuadernillos de historietas para niños. Eran apaisados en blanco y negro y la cubierta en color que costaban 1'50 pesetas cada uno. El guión corría a cargo de Alf Manz y los dibujos, como queda dicho, de Luis Bermejo. En ellos se relatan gráficamente las acciones que el agente especial del FBI (Federal Boureau Investigation) norteamericano Jack Hope, ayudado del simpático gordito Sam y el joven Bill Boy, lleva a cabo en cualquier escenario del planeta para combatir el hampa y el mundo del crimen. Algunos títulos son los siguientes: La pantera de Michigan, La emisora fantasma, La espía satánica, Titanes en el Far-West, La carrera de la muerte, La cabaña solitaria, Misterio en la India o Nuevos robinsones. A partir de 1955, por desavenencias con la editorial, el puesto de Luis Bermejo lo ocupó Antonio Pérez García "Carrillo", que intentó seguir los modos de Bermejo pero enseguida buscó su propio estilo. Finalmente, Manuel López Blanco pasó a ser el dibujante de las aventuras.

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