UN FOGONAZO PURO
“Siempre la claridad viene del cielo”
C. Rodríguez
Figuras blancas en un claustro.
Luz excesiva,
metáfora del saber inalcanzable,
matriz de la conciencia,
un fogonazo puro.
Agua que abraza en una llama
el cielo con la fuente de la vida.
Es el agua cristal,
el árbol que regala doce frutos,
uno cada mes, y cuyas hojas
dan salud al enfermo.
Un fogonazo puro, insoportable.
No más luz, dijo Goethe,
y con razón
porque esa luz nos lleva a la ceguera.
Figuras pensativas, temerosas,
a punto de abatirse derrotadas,
ahora cierran los ojos
habitadas de gracia.
Figuras blancas, puras,
como el misterio cruel de la mirada,
como el espacio prístino del sueño.
C. Rodríguez
Figuras blancas en un claustro.
Luz excesiva,
metáfora del saber inalcanzable,
matriz de la conciencia,
un fogonazo puro.
Agua que abraza en una llama
el cielo con la fuente de la vida.
Es el agua cristal,
el árbol que regala doce frutos,
uno cada mes, y cuyas hojas
dan salud al enfermo.
Un fogonazo puro, insoportable.
No más luz, dijo Goethe,
y con razón
porque esa luz nos lleva a la ceguera.
Figuras pensativas, temerosas,
a punto de abatirse derrotadas,
ahora cierran los ojos
habitadas de gracia.
Figuras blancas, puras,
como el misterio cruel de la mirada,
como el espacio prístino del sueño.
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