miércoles, 5 de octubre de 2011

El poema del mes


FELICES AÑOS SETENTA
Para el amigo Lorenzo Miralles,
en su amable silencio
.

Las fuentes, las palomas, las estatuas,
Gabriel García Márquez, un turista
cualquiera en Barcelona. Trae un libro
lleno de soledad, cien soledades
o cien años de luchas y de sueños
tocados por la selva del dolor.


Las fuentes, las palomas, las estatuas,
los vinos y los güisquis. Eran años
de izquierdas disfrazadas de derechas
que soñaban con el fin de los bárbaros
mientras iban al Boccaccio y jugaban
a ser lindos bohemios entre besos
y satenes… Eran años confusos
en que ya habíamos dejado
la feliz bohemia de sangría
y sardinas, de versos y pinturas
por Petritxol abajo hacia el misterio
del último tranvía a Poble Sec,
cuando aún éramos jóvenes y soñábamos.

Eran ya los setenta, cuando Gabo,
convertido en el mago de Macondo,
explotaba su magia en Barcelona
tuteando a los dioses
que regían el edén de las palabras:
los Biedma, los Barral, los Goytisolo.

Las lágrimas se ahogaban en alcohol
y en abrazos comprados
hasta que el alba volvía por las Ramblas
despertando las flores de los puestos
y los pájaros cautivos en sus jaulas.

Yo pasé de la página setenta
y me quedé soñando con Melquiades
y su sombra y su luz y su sepulcro.


Desperté con resaca
cuando ya era mayor y no podía
volver a aquellos ríos babilónicos
de vino por las tascas del Raval
y esbocé este poema para al menos
no sufrir el olvido del olvido.

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