viernes, 23 de abril de 2021

PARA EL DÍA DEL LIBRO 2021

 


Releyendo hace unos días el libro Palabras menores, de Pedro Laín Entralgo, di de nuevo con el capítulo titulado Notas para una teoría de la lectura, escrito en Madrid en 1952 para celebrar la Fiesta del Libro de entonces, y mientras lo revisaba, pensé que próximamente se iba a celebrar en todo el país, y en cada comunidad autónoma a su manera, el Día del Libro. Y ya llegada la inaplazable fecha, se me ocurre recordar las palabras de Laín, que de "menores" no tienen nada, para animar a la gente, a todo tipo de lectores, sin excepción, a leer al menos un libro en tal evento. 

Hay muchas maneras de definir la lectura o el encomiable acto de leer, pero nos bastaría con las dos definiciones siguientes: leer es entender lo que el autor de una expresión escrita quiso decir con ella; la lectura es un coloquio silencioso del lector con el autor de lo leído. Oigamos al Laín: “El autor da figura escrita a una parte de lo que su espíritu contiene, idea, sentimiento, recuerdo o invención, y el lector llega a serlo plenamente cuando, puesto en contacto sensorial con lo escrito, descubre y entiende lo que con ello quiso el autor expresar”. 


Uno de nuestros mejores poetas de todos los tiempos, Francisco de Quevedo, que además era un lector empedernido, inmortalizó en sus versos el carácter de la lectura como una conversación silenciosa:

“Retirado en la paz de esto desiertos,

con pocos, pero doctos libros juntos,

vivo en conversación con los difuntos

y escucho con los ojos a los muertos.

Si no siempre entendidos, siempre abiertos,

o enmiendan, o secundan mis asuntos,

Y en músicos callados contrapuntos

al sueño de la vida hablan despiertos.”

Sabias palabras. Lo mismo que las de Laín cuando dicen que “el coloquio lectivo es ante todo recreación, así de la materia leída como del alma lectora.” De modo que la lectura recrea y nos recrea. Entendiendo por recreación esa enmienda a que se refería Quevedo en sus versos, enmienda que de nosotros hace la lectura “cuando aquello que se lee interviene, rectificándonos en lo que conservamos de nuestra vida anterior”.


     Y ahora una pregunta que considero importante: ¿cuántos tipos existen de lectura atendiendo a la materia leída, a la intención del que lee y al resultado psicológico del acto de leer?  Estoy de acuerdo con la respuesta que da Laín, que con otras palabras es: lectura para divertirse, lectura para convivir con los demás y lectura para perfeccionarse a sí mismo. Divertirse es “estrenar un modo de vivir sugestivo  y fugaz” y esa diversión puede adoptar cuatro maneras: “la transmutación imaginaria, el enriquecimiento del espíritu, la afirmación de sí mismo y la depuración de la propia existencia o catarsis”. Las lecturas diversivas más frecuentes son la novela, el cuento y el relato de viajes, entre otras, y de la novela propone la policíaca como el mejor ejemplo: “nos divierte, dice Laín, de nuestra vida habitual (…) y nos hace olvidar lo que cotidianamente somos.” 

Exiten también otras lecturas diversivas que afirman nuestro propio ser o lo halagan como tal, es decir, como “miembro de una profesión, como ciudadano de un país, como individuo perteneciente a tal raza o sexo”, sin olvidar las que nos mueven a risa, que para Bergson es una especie de victoria de lo material y mecánico sobre lo espiritual y vivo. Nuestro autor va más lejos: “la risa expresa (…) una complacida autoafirmación del reidor, referida unas veces a lo noble y otras a lo mezquino de su personal entidad.” Y concluye: “las lecturas que nos excitan a reír –y en general todos los géneros literarios hilarantes-- pueden ser ejemplares y crueles, ennoblecedoras o zafias, según la fibra anímica que en nosotros ría.”


Respecto a las lecturas para convivir con los demás, lo más indicado son las cartas, las biografías y autobiografías. Sobre estas últimas, es interesante la interrogación que se hace Laín: “¿No es para asombrarse (…) eso de que un hombre tome la pluma y cuente a los demás la trama visible y hasta la invisible intimidad de su propia vida?” Yo creo que el que escribe su autobiografía, ya sea en forma de confesión, diario o memoria, lo hace casi siempre con intención literaria, y como dice más adelante nuestro autor, “con necesidad de autovisión y autointerpretación que late en el fondo de la existencia humana.” 

La afirmación más importante del tema que nos ocupa es que el lector busca preferentemente divertirse con la lectura que elija, ya sea una novela, un libro de viajes o una biografía. Y si mientras lee, encuentra además otros beneficios, incluida su propia perfección, miel sobre hojuelas. Es lo que Laín llama lectura perfectiva, cuyos ingredientes fundamentales son “el saber, la belleza y el amor”. Quevedo y Cervantes, Shakespeare y Dickens, Goethe y Rilke, Poe y Dickinson, Lamartine y Balzac, Dante y Ovidio, Homero y Seferis, Vargas Llosa y García Márquez y un etcétera nutrido de escritores de todos los países del mundo, pueden ilustrar dichos temas perfectamente con sus obras.


Para este Día del Libro, en medio de la pandemia que nos envuelve, la mejor celebración de la fiesta es leer o releer un libro que nos divierta y nos ayude a ser mejores con nosotros mismos y con los demás. Podemos empezar con Palabras menores, de Laín Entralgo, que además del capítulo que acabo de reseñar brevemente aquí, contiene otros tan interesantes como él; por ejemplo Poesía, ciencia y realidad, El espíritu de la poesía española contemporánea o Sobre el ser de Epaña. Y continuar con alguno de los siguientes:

Las cien mejores películas sobre obras literarias españolas, de David Felipe Arranz

Obras escogidas de Henry James Volumen II (La heredera, La vuelta de tuerca, Los papeles de Aspern)

Poesía completa (1953-1991) Claudio Rodríguez

Vivir para contarla, de Gabriel García Márquez

Más por menos Antología de microrrelatos hipánicos actuales, edición de A. Encinar y C. Valcárcel

Guía literaria de Londres, edición y prólogo de J. E. Roca

Lorca-Dalí El amor que no pudo ser, de Ian Gibon

La lucha contra el demonio  (Retratos de Hölderlin, Kleist y Nietzsche), de Stefan Zweig

Historias y anécdotas del arte, de Nora y Stefan Koldehoff

Epistolario español, de R. M. Rilke

Y el etcétera que elijáis vosotros.

Feliz Día del Libro

Feliç Diada de Sant Jordi



No hay comentarios:

Publicar un comentario