Van a cumplirse ahora trece años de la versión que hice al castellano de la poesía de Miquel Martí i Pol, con la intención de confeccionar una Antología esencial del poeta catalán que más me ha sabido decir del mundo de la poesía, sincera y auténticamente sentida. Y hace unos días me encontré con la Suite de Parlavà que me alumbró el alma con tanta fuerza como lo hicieron entoces El poble, La fàbrica, Vint-i-set poemes en tres temps, Estimada Marta o L’àmbit de tots els àmbits. Y no he podido resistirme a la tentación de vertir al catellano algunos poemas de la Suite, como lo hice entonces de los libros mencionados del poeta de Roda de Ter.
SEIS POEMAS DE LA SUITE DE PARLAVÀ (1991)
Huiría de mí si no pudiera
recuperar mi tiempo y preguntarle,
volver al pasado como quien vuelve a casa
en que vivió, y al recorrerla encuentra,
lúcidamente sorprendido, las señales
de lo que es, y, contempládolas, las recupera.
Huiría de mí y me vería
desolado y melancólico, como si, náufrago
en un mar inmóvil, desfalleciera
sabedor de que ya nada me incita a vivir.
2
Este, acaso, es el lugar, y
acaso tenga
la respuesta a todas las preguntas
el reloj que no da ninguna hora
y es un ojo siempre que todo lo ve.
Este, acaso, es el lugar, y la belleza,
acaso, es nada más la ausencia de deseo,
el vacío en que la voz se vuelve canto
y la luz penetra cada objeto
como un tul de misterio que no altera
la cadencia secreta de las cosas.
3
Juego sólo a
vivir, pues tengo miedo
de romper este embrujo con cualquier
gesto insólito, con cualquier palabra
que no se adapte como otra piel
a la piel suavísima del tiempo.
La tarde es un adagio. Muy solo
en el centro del gozo, escucho la remota
sinfonía del mar en la cáscara
de tu recuerdo que siempre me acompaña,
y sólo juego a vivir para no perderte.
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