sábado, 29 de enero de 2022

ENRIQUE BADOSA Prosa (II)

 


A continuación el autor de La libertad del escritor habla de la inutilidad de los diarios íntimos que pecan de buen sentido y prudencia, a raíz de la publicación de Simone de Beauvoir de su diario íntimo, excesivamente íntimo, y se pregunta: “¿Por qué personas de la calidad de Simone de Beauvoir nos explican –y sin omitir detalle-- unos aspectos de su vida que en el fondo a nadie le interesan, que pertenecen más a lo inconfesable que a lo ejemplar?” (pág. 89) Y pasa a confesarnos que del escritor sólo le importa su obra; aunque enseguida aclara: “no sus andanzas, no sus experiencias personales, a menos que sean expuestas con gran calidad literaria y humana, y sin el único y exclusivo empeño de épater le bourgeois”.(pág. 91) Para concluir aludiendo al diario de la Beauvoir que de la escritora francesa no le interesa su vida íntima, sino su vida interior. Bien aclarado los dos aspectos, que no son lo mismo.

Sobre el teatro, incluye Badosa tres artículos de interés, “De las musas al teatro”, “El teatro y la palabra” y “Un nuevo acercamiento al teatro.” De su contenido principal me quedo con algunas afirmaciones que me parecen importantes. “El teatro es el resultado de un esfuerzo conjunto del escritor, del actor y del público. Por eso el teatro tiene, en sí mismo, tan gran prestigio como hecho humano y humanístico (…) Entre todas las manifestaciones literarias, el teatro es la de mayor relieve social.” (pág. 95) “En el teatro, la palabra halla plenitud. El teatro magnifica la palabra, eleva a categoría la aparente anécdota de un diálogo más o menos trivial, más o menos importante: concede dignidad ejemplar a las palabras de cada día, las consagra en su plenitud de don de Dios.” (Pág. 99) Respecto al nuevo acercamiento al teatro, Badosa destaca la adaptación al cine de obras dramáticas famosas como uno de los mejores medios para conseguirlo. Y cita el caso del teatro de Shakespeare como el más empleado a propósito de celebrarse el tercer centenario del nacimiento del autor de la tragedia de Romeo y Julieta. “Se ha rodado, en Inglaterra, una versión cinematográfica de 'Othello', que lleva el título All night longe, y que sitúa la acción en la época actual. Se trató de plasmar en la pantalla el drama de los celos, según el argumento –ya que no según la palabra-- de Shakespeare, y de obtener efectos que pretenden por lo menos no ser indignos de la obra original.” Y para dejar los géneros en su sitio, Badosa concluye: “El cine y el teatro no tienen por qué rivalizar. El cine es un nuevo género literario, a la vez plástico y teatral.” (Pág.103) Otra aceptable definición del séptimo arte, aunque no completa.


 

Y dicho esto, siento saltarme el artículo “Viajes y arqueología”, si bien me quedo con la constatación que hace a propósito el autor acerca de la proliferación de la literatura de viajes, que él llama “literatura arqueológica” a finales de los años sesenta, para afrontar el siguiente titulado “El cine literario”, basado normalmente en el argumento de una obra narrativa, que ya en principio es uno de mis favoritos, si bien me gusta siempre añadir el de una obra teatral (ver en mi blog escribiradiario la sección titulada “Del teatro al cine”). Badosa elige el primero, el del argumento narrativo, llevado a la pantalla con desigual acierto. Y cita el caso de “Il Gattopardo”, de Lampedusa, que el cineasta “Lucchino Visconti, cuyas dotes artísticas sería necio negar, no ha podido recoger en el ámbito de la pantalla toda la riqueza de contenido de una obra cuya complejidad escapa a limitaciones que forzosamente suponen una mutilación.” Sin embargo, algo más adelante el autor afirma que “a veces, el cine literario consigue logros, cuando el director o los guionistas se sienten libres ante el tema de la obra escrita, cuando llevan a cabo una variación personal sobre tema ajeno.” (Pág. 110) Y cita los ejemplos indudables de “El proceso”, de Kafka, (la realización de Orson Welles) y las versiones que hace Lawrence Olivier del ya mencionado Shakespeare. Finalmente, respecto a las mutuas influencias existentes entre el cine y la literatura, Badosa afirma que “si bien es cierto que la técnica de la cámara ha influido en la técnica del literato, tal influencia es mucho menor que la del escritor sobre el cineasta.” (Pág. 112) Yo creo que lo más importante es que ambos géneros se respeten entre sí y se enriquezcan lo máximo con la recíproca enseñanza.


 

Siguiendo el hilo del libro, y dejando aparte el artículo titulado “La literatura española en lo universal”, en el que Badosa se limita a citar algunos de nuestros autores literarios con verdadero valor universal, de todos conocidos (Jorge Manrique, Fray Luis de León, San Juan de la Cruz, Lope de Vega y Francisco de Quevedo, en calidad de poetas líricos, y Cervantes, como creador del Quijote), aparece un grupo de artículos referidos a la poesía, hasta un total de diez, en los que sobresalen nombres propios pertenecientes a la literatura castellana (Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Lope de Vega y Luis de Góngora) y a la literatura catalana (Ausias March y Carles Riba). Tras hablar de la poca presencia y permanencia de la poesía en la vida actual debido a la creencia generalizada de que el género es algo ligado a un tópico romántico (“la poesía es un arte del que se habla—cuando se habla-- con muy poca noción de lo que es”, dice Badosa), o preguntarnos “¿sabe usted leer poesía?”, insinuando la pereza mental y espiritual que aqueja a mucha gente en nuestros días, “incapaces de llevar a cabo –ni siquiera por curiosidad-- el esfuerzo de descifrar un poema”, para concluir que “lo que no se conoce no se puede amar.” Y pasar en puntillas por “la vuelta de los trovadores” (Brassens, Duval, poesía cantada o recitada en la plaza pública, en el escenario, en la terraza de un café...), Badosa centra su atención en Antonio Machado a raíz del intento en 1958 de la RAE de trasladar los restos del poeta a tierra española, para negar al instante que la poesía de Machado no depende de una actualidad más o menos periodística y pasajera. “La obra del poeta es actual por sí misma y en el espíritu de los lectores que hayan sabido acercarse a ella con provecho y con afán de compartición de experiencias.” (Pág. 137) 


 

Acto seguido elige el poema XCIV de sus “Poesías completas” para enumerar rasgos característicos del poeta sevillano (el paso del tiempo, el de la vida y de quienes vivieron o de la soledad de quienes caminan ahora) y añadir que “esta ansia por ver claro, por tomar posesión de la realidad propia y de la realidad de todos los hombres, es lo que dota a la poesía de Antonio Machado de la universalidad que hace de él un verdadero clásico.” (Pág. 139) Concluye el artículo con estas palabras: “Este poeta que tan humano fue nos dio una esmerada, solemne y atractiva lección de humanidad. Y junto a la lección de humanidad, una lección de arte. (…) El gran poeta Antonio Machado está siempre presente y es actual en la vida de quienes nos hemos acercado a escuchar ambas lecciones.” Yo me apunto.


 

El artículo sobre Juan Ramón Jiménez fue escrito para celebrar la entrega del Nobel de Literatura al autor de “Platero y yo” en 1956. Badosa, que muestra sus “reservas acerca de gran parte de la producción juaramoniana”, afirma, sin embargo, que “la obra verdaderamente personal, lograda y madura de J. R. J. Es la comprendida en los primeros treinta y seis años de su producción”, y algo más adelante justifica dicha afirmación: “Es indudable que aquellos primeros poemas de J. R. J. Tenían arte, belleza y vibración lírica.” Y, como hizo antes con Machado, ahora lo hace con Juan Ramón proponiendo como ejemplo el poema “Alba”, perteneciente a “Primeras poesías”, en el que se muestra elegíaco, empezando el poema con “un deje de enorme tristeza y de evocación melancólica” para hablar enseguida de los personajes del mismo, el hombre y la mujer, envueltos en “una dulce y pesarosa anécdota de amor y de ternura”, si bien son también personajes del poema “el paisaje, la luz, la naturaleza pulsada en sus notas más intimistas y tal vez más tristes.” El resto del artículo rueda por la poesía de J. R. J. que siguió a la primera época, no tan del gusto de Badosa porque, según él, fue sustituida “por una expresión más rígida cada vez, más aristada. Y todo lo que era calor expresivo se convierte en frialdad. Por otra parte, la facilidad de intelección de su primera época, irá cediendo el paso a un hermetismo cada vez más duro.” Sin embargo, Badosa concluye el texto reconociendo su admiración y estima por la obra del poeta, añadiendo: “Creo que una antología exigente, muy exigente, en la copiosa fronda poemática de J. R. J., daría como resultado un importantísimo libro de poemas, tal vez de no demasiadas páginas, pero que sería uno de los más notables de la poesía española de todos los tiempos.” Interesante sugerencia. El intento llevado a cabo por Vicente Gaos en la edición de Cátedra de 1992 me parece el más acertado de cuantas antologías se han hecho de la poesía del autor de “Arias tristes”. Dicha antología, en la que Gaos recoge poemas de todas las épocas de Juan Ramón, salvo las necesarias excepciones, será de la complacencia del más exigente lector. Estoy convencido de ello. Y para poner un ejemplo, cito sin ir más lejos el último poema del libro, “Este árbol que me parte”, que contiene versos como los que siguen:

Cada vez oigo mejor

a este solitario pájaro

del árbol de mi prisión.

(…)

Cada vez mi árbol da,

a más gritos de esperanza,

más frutos de realidad.

(…)

Cada vez mi árbol va

entrando más en mi espacio,

cabiendo más en mi mar.



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