sábado, 2 de octubre de 2021

AUTOBIOGRAFÍA (I)

 

 


    Le doy la bienvenida al otoño como a un amigo más, como si el que llega fuera otro yo, que a pesar de todo quiere seguir cantando.


PONER EN POEMA LO ROBADO

Las grandes cosas mueren sin gemido,

sin vanos aspavientos ni pregones.

Y después que se mueren, las razones

no buscan un remedio. Sólo olvido

 

reclaman para ellas. Has tenido

esperanza enjoyada en oraciones,

soledad hasta abrirte los tendones,

y amor y todo eso. Y todo es ido.

 

Mas sigues dando vueltas, caminante,

sosteniendo la vida en un cayado

y la voz en la luz de una mirada.

 

Y es que sólo te queda el vivo instante

de poner en poema lo robado,

con mano de pasión, a la jornada.



 

NUEVAS MELANCOLÍAS

Y llegaron las lluvias, soledades

de bosques asombrados, alfombrados

de amarillos recuerdos, cien caminos

rodados por las ruedas de tu bici,

centauro de mañanas aún dormidas

en sábanas de niebla y humedad.

Y llegaron los vientos que arrebatan

las verdes esperanzas de los árboles

mientras miras los pálidos celajes

de la tarde que escapa silenciosa

más allá de las altas chimeneas,

poeta solitario que trabajas

en los versos de cada vez más breves,

más etéreos y plácidos poemas.

Nuevas melancolías, nada amargas,

brotan en la pantalla del portátil

como hormigas que buscan nuevos granos

que llevarse a sus hondas galerías,

y tú las sigues risueño hasta las sombras

hasta lograr la luz que más deslumbra.

 




GLADIADOR SIN TREGUA

Ya es otoño fuera, en el jardín,

y es otoño también en tu existencia.

Te acercas nuevamente a la ventana

y ves el llanto de las hojas muertas.

El cielo gris promete

más lluvia y más tristeza.

Y es cada vez más duro

lograr la vertical cada mañana

para seguir saliendo, gladiador sin tregua,

a la arena del día,

para seguir salvando sombras y trincheras.

Y todo

para soñar un día más,

tender la mano a un amigo y sentarse a su mesa.

Ya es otoño en la calle,

y el cielo gris te sigue prometiendo

más tristeza,

y las ramas

su llanto de hojas muertas.

Pero a ti,

gladiador sin tregua,

otoño en pie de lucha

y alma aventurera,

te basta recobrar cada mañana

tu vertical de hombría y herramienta

para olvidar la sombra del dolor,

la herida virginal de tu existencia.




MUCHAS LLUVIAS

Muchas lluvias, muchos años

han laborado tu vida,

y han remojado tu surco

para sembrar las semillas

de las buenas intenciones

y las palabras amigas.

¿Qué ves si miras atrás?

Niños que siguen tus líneas

con tinta que no se borra,

con letras que no se olvidan.

Redacciones y cuadernos,

Aulas de luz cristalina.

Muchas lluvias, muchos años

acrisolando tu viña.

¿Qué ves si miras atrás?

Un adiós de cosas vivas,

de personas que un día fueron

compañeras de fatigas

y hoy sólo son barcas quietas,

varadas en la otra orilla.

 

Mientras tanto dos ciudades,

fieles, constantes, queridas

estarán siempre asomándose

al gran río de tu vida:

la Semure del cimiento

y la Barcino adoptiva.



 


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