sábado, 27 de febrero de 2021

RECORDANDO A JOAN MARGARIT

 


 

Me he puesto a revisar un libro que trata de la Poesía Amorosa Completa 1980-2000 del poeta recientemente fallecido Joan Margarit, que a principios de este siglo me regalaron durante una cena memorable un grupo de alumnos, tan generosos como inteligentes, de cuando yo era profesor en la Enseñanza Privada. 

La Introducción, a cargo de Sam Abrams, ensayista y poeta estadounidense autor entre otras obras de Oda a un ase i altres poemas, está dividida en dos partes: en la primera Abrams realiza un paseo por la poesía amorosa catalana desde Ausias March a Joan Margarit, pasando por Maragall, Salvat-Papasseit, Clementina Arderiu, Palau i Fabre, Bartra, Feliu Formosa, Ferrater, Estellés, Marta Pessarrodona, Maria –Mercè Marçal, etcétera; y en la segunda parte habla de la incorporación de Joan Margarit a la poesía catalana en el año 1981 con L’ombra de l’altre mar, dieciséis años después de su carrera poética en castellano, y de la composición del libro, del que ya trataré más tarde. 

El Prólogo, escrito por el propio Margarit, comienza con la cita bíblica “estimeu-vos els uns als altres”, que para el poeta, además de ser la base de nuestra civilización, afirma el valor de la persona y de su libertad. Margarit añade que la característica más relevante de los poemas de amor es el hecho de que nunca son tristes y termina confesando que jamás habría imaginado que publicaría este libro en unos momentos en que está viviendo con la máxima intensidad una relación amor-dolor, y es que a su hija Joana, que ha estado siempre presente en sus poemarios anteriores, los médicos le han dado poco tiempo de vida en su larga y penosa enfermedad. Por el Prólogo, nos enteramos además de que Margarit escribió los poemas del libro en las décadas de los 80 y 90; por ellos van y vienen, dice el poeta, mujeres y hombres (vivos y muertos, niños, jóvenes, maduros, ancianos), a los que he querido y que la mayoría de las veces me han querido. Por último se dirige al lector con estas palabras: “este libro busca –a veces desesperadamente—el camino que me lleva hacia ti, lectora o lector lejanos, no de manera directa por medio de un sentimiento imposible, sino a través de esta red amorosa que sale de mi cabeza hacia los que amo, y que te llega a ti a través de los que amas."


 

La Poesía Amorosa Completa  en catalán de Joan Margarit se abre con dos poemas que pertenecen al 2000 titulados de la misma manera, Mentre tu dorms, dedicados a Mariona y Joana. El resto de los poemas se agrupan en siete partes de distinta extensión: Tantes ciutats on havíem d’anar (43 poemas), Els ulls del retrovisor (25), Pietat (15), Amor i temps (30), Amicitiae (14), Menyspreu de Calipso (38) y Final de recital (1), con idéntico título, Final de recital, que me he atrevido a traducirlo así:

Deslumbrado por los focos

miro la oscuridad donde vosotros etáis.

Los focos son esta ilusión

de la sombra donde escucháis la claridad

de mi ceguera: todos llevamos dentro

un auditorio oscuro

escuchando en silencio esta historia

de la seducción sin esperanza.

Amar es estar distante.

El amor es ser extranjero,

pero vosotros sois la hospitalidad de este silencio

que me ha escuchado sabiendo que dentro de vosotros

he dejado de existir, que no habré sido otra cosa

que la sombra amada de algún otro ser.

 



Y ésta, mi versión de "Good Luck", el primer poema de la primera parte del libro, titulada, como queda dicho, "Tantes ciutats on havíem d’anar":

Halle suerte quien ame este silencio

de la palabra escrita y pueda tener

una amiga con los ojos color miel

para envejecer juntos.

Sólo miedo por esta hijita

que nunca se hará mayor, tesoro y ruina

de los mármoles de vuestra juventud.

Ahora, el humo de la hoguera está en tus ojos:

suerte tienes, pues, de amar este silencio

de la palabra escrita y poder tener

una amiga con los ojos color miel

para envejecer juntos.

 

Otros poemas del libro.

 CEMENTIRI DE MONTJUIC

Alguna cosa queda de las ánimas,

como la brisa que se levanta

cuando pasa alguien

o hace volar con delicadeza

el visillo de la ventana.

Por el camino de ásperas piedras que no olvidan,

pero callan, severas, lo que saben.

El viento nos trae el silencio de las lágrimas

por vidas como la nuestra, ya perdidas.

“Concesión eterna”, la tierra

siempre insensible, hileras de cipreses:

provinciano teatro de la muerte.

Nuestro amor es como el que ellos perdieron.

Se ha hecho de noche. Mira, desde lo más alto

de este monte de los muertos, bajo el cielo negro,

las luces de la ciudad:

un barco anclado en el firmamento

que nos espera para zarpar.

 

EL GARRAF

Ahora es un atardecer en las costas de Garraf:

Volvíamos de Sitges, frente al vidrio

donde acababa el tren, viendo escapar

precipicios y túneles suspendidos sobre el mar.

Pero se nos fue haciendo oscuro, y el cristal

nos reflejaba solos dentro del vagón.

La vida ha ido escapando como esta tarde,

entrando, saliendo de los túneles, peligrosa

y a gran velocidad. La luna sobre el mar

no ha dejado nunca de perseguir a las noches

en el vidrio oscurecido.

LES MIL I UNA NITS

Me miran tus ojos: son el presente,

unos cuantos instantes ya casi desvanecidos

que no puedo cambiar. Pero también

son el mañana que ya estaba escrito

en los espejos fugaces y relucientes

de la infancia. Y serán el ayer,

esta indiferencia del tiempo.

Después serán recuerdo, este mundo gris

donde ya no te veo aunque te mire.

Y después de recuerdo serán olvido:

ya no sabrá nadie por qué me mirabas

ni por qué hay este pozo en lugar de ti.

En cada instante hay una historia distinta

de las mil y una noches en nuestros ojos.

CAMÍ DE TARDOR

El mirlo de alas negras

nos recibe como un viejo dios agrícola.

El vino joven está sobre el mantel,

en una botella de reflejo rosa

como el cristal de los adivinos.

Se ve –entre las viñas—un camino

con las pisadas que dejamos tú y yo,

juntas y solitarias.

Estamos en el frío del cristal. Cuando lo toco

nos desvanecemos, aunque me sonríes, real,

Al otro lado de la mesa blanca.

la botella entre los dos—nuestra vida—

tiene la luz del ocaso, que es la del amanecer.


 

MATINS

Hay muertos que aparecen dentro de nosotros:

tú nunca presentiste esta sombra

de verde arboleda y de fanal futuro.

En Joana brotan noticias vaporosas

de una ternura que nunca sabrás

cuando estalla la sonrisa de la mañana

al abrazarte en medio de un rayo de sol.

Su escuela es una casa vieja

rodeada de un jardín con pocas flores.

Os despedís lejos de la reja

y, especialmente si llueve, esperas que entre

con su andar de pájaro herido.

Mientras le dices adiós, mantienes los ojos cerrados

recordando vuestra soledad.

PIETAT

El tiempo entre dos trenes. Se ha acercado

buscando aquella guerra de la infancia.

Es patético tratar de conversar,

a los cincuenta, con el padre de veinte años.

Junto al viejo río fangoso de la batalla,

el viento empujaba de un lado a otro las hierbas

delante de la lápida. Es una joven eternidad

pasando como las aguas del Ebro, lejos de casa.

La tarde va volviéndose una campana

con pájaros oscuros por caminos de cañas.

Le dejó un pasado pequeño y gris,

que acabó con la bala de algún máuser.

De repente, descubre que está llorando

como un padre en la tumba de su hijo.


 

L’ECO DE MEFISTÒFELES

Cada otoño caen más deprisa

las hojas de los ramajes. Los crepúsculos

son adioses donde, lenta, sale la luna

para jugar al último juego de la lujuria,

en cuyo desenlace sólo te espera la muerte.

Mientes a la vida en ti si noechas de menos

los años de juventud, si no te atormenta

la debilidad de Fausto. Tu presente

nada más es un vértigo, al mirar

el vacío dejado por la palabra amor

en la edad más profunda de tus ojos.

Tus ojos no han llegado a tiempo.

Sólo puedes verla gris de lluvia

y sola detrás de los cristales,

en las cartas que jamás te escribirá.

Podrás tenerla si haces de tu deseo

el último placer del tiempo que se va.

Sin ella jamás habrías sido tú.

No eres sino mañana, posibles caminos,

y mientes también a la vida si tampoco

añoras los grandes dolores de otro tiempo.

 

 


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