jueves, 27 de agosto de 2015

FOTOGRAFÍAS QUE HABLAN

LEER UN POEMA

No es lo mismo escribir que leer, y no me refiero a que una actividad supere a la otra en dificultad. Porque las dos entrañan ascensiones arriesgadas mientras duran su proceso. Por ejemplo, si nos ponemos a escribir un poema, nos exponemos a no llegar a sitio alguno y todo quede en un borrador que acaba la mayor parte de las veces en la papelera. Pero si lo que vamos a hacer es leer un poema, aunque sea nuestro, nos arriesgamos del mismo modo a no acertar en proyectar los sentimientos con igual intensidad y hasta exactitud que experimentamos la primera vez cuando provocaron el acto inexorable de escribir. Solamente recordar una sola vez alguna oportunidad que en el reciente pasado tuve que leer en voz alta ante otras personas, conocidas o no, me pone muy nervioso. Por eso prefiero quedarme con el silencio e inmovilidad de una foto como la que encabeza esta entrada. Disfruto mucho recordando la complicidad que nace entre el lector y los oyentes en momentos tan milagrosos e irrepetibles como el de una lectura de poemas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario