viernes, 17 de enero de 2014

EL POEMA DEL MES









Antiguos presagios

Al fin no se cumplieron los antiguos presagios.
El mil amaneció como otro día cualquiera,
con el sol en las tapias y la vida en las calles.
Y los hombres de entonces siguieron respirando
en sus casas de siempre y entre sus viejas cosas,
al ver que el Anticristo no traía la muerte
ni se acababa el mundo tragado por el fuego,
y en vez de tanto miedo, tanto triste presagio,
siguieron comprobando que los más trabajaban
de lunes a domingos, como carne de andamio,
y los menos vivían a costillas de aquéllos,
en palacios y templos rodeados de lujos,
dominando la escena con palabras solemnes,
arengas demagógicas y tambores de guerra.
El pecado de origen hacía a los primeros
imperfectos en todo, barro impuro sin suerte,
y a los segundos dueños del cielo y de la tierra.
Como siempre, los hombres que vivían del día,
de la fe de sus manos, obligados se vieron
a tomarse la vida como un valle de lágrimas,
como un corto y doliente camino para el cielo;
mientras tanto los otros, los del cetro y la mitra,
en vida ya gozaban de un cielo regalado.
Y lo peor de todo es que aún hombres hubo
que cantaron las gestas de guerreros y santos,
olvidando a los parias que rompían los surcos
con sudor y con sangre a fin de alimentarlos…
                               (Del libro inédito Versos resucitados)

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