sábado, 5 de noviembre de 2022

CINEVERSO (I)

 


ESPECTROS DE LUZ

Ustedes son viejos prematuros, ustedes

son muertos sin saberlo,

la bestia sigue amenazando.”

Charlie Chaplin


 

EN LA SOMBRA


No importaban los puentes

por donde pasaban las horas del verano,

ni si eran muy largas las tardes

para jugar al fútbol en las eras,

ni los árboles secos ni la lluvia

escondida en la esquina del futuro.

Sólo importaban los dos seres

que nacían de la luz de la pantalla

y en un beso repetían

el sabor de estar juntos para siempre,

mientras el mundo dejaba de existir

y yo latía de amor

hecho fuego en la sombra junto a ella.




GRETA GARBO


Ella vino del norte

como las luces del invierno

y se sembró en los ojos

de los que somos irredentos melancólicos .

Fumaba y besaba

como un ángel que reclama su trono.

Hablaba de amores,

de edenes,

de callejas donde las sombras eran abrazos.

Y mientras hablaba

sonreía con brillos apagados de luna

y sonaban sus palabras a pasos en la alcoba,

a llantos de princesas sin palacios,

a besos de cubitos de hielo

en un cóctel de Ron Blanco.

Era casi celeste,ç

casi divina

Ella vino del norte

como las luces del invierno

Y se marchó en silencio

como la luz que un día

vino a alumbrarnos sola.

Y se quedó en forma de flor

en nuestro huerto triste.


Ella vino del norte como los blancos fríos

y se puso a fumar rebeldemente

y a besar como un ángel que reclama su trono.

Sonaban sus palabras a reliquias de tiempo

y a veces sonreía con brillos apagados de luna.

Era casi celeste,

era casi divina.

Ella vino del norte

y se marchó en silencio,

con la luz fantasmal de la pantalla.


 


BUSTER KEATON


Los niños vivíamos de repente

en la plaza sin nadie de un reloj,

mientras él se burlaba de las sombras,

de las vías,

de las calles del hampa,

de los ojales desojados

por claveles blanquinegros.

Y bogaba por el mar de nuestras almas

dejándonos el húmedo silencio del alcohol

o la tapia de un mundo que se cae.

Colegial,

maquinista,

detective,

él sabía hechizarnos

y subirnos a columpios de risa

hasta llorar.

Y aun así

no queríamos que su espectro de luz

volviera a condenarnos

a la gris realidad

de nuestra infancia de posguerra.


 


CHARLOT


El hombre del bombín y del bastón sagrado

escanciaba en la copa

de nuestras ilusiones

gotas de su ternura

--vagabundo, payaso, tramoyista, emigrante...--

y nos abrigaba el alma contra el miedo

y armaba con plumas de ángel nuestras pobres alas.

--magia y esperanza--.

Y así, una bota vieja era un manjar de dioses.


Él nos enseñó a ser nosotros mismos

y a no ser cobardes prematuramente,

Y luego se alejó

con su andar peregrino

hacia la luz final de la pantalla.


 
 
 
 

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