viernes, 16 de septiembre de 2016

CIEN VERSIONES DE POESÍA CATALANA POR ESTEBAN CONDE



 


Assaig de càntic en el temple

¡Oh, qué cansado estoy
de mi cobarde, vieja y muy cansada tierra,
y cómo me gustaría alejarme de ella
hacia el norte
donde dicen que la gente es limpia
y noble, culta, rica, libre,
avispada y feliz!
Entonces, en la comunidad, los hermanos dirían
reprochando: “Como el pájaro que deja el nido,
así el hombre que abandona su lugar”,
mientras yo, ya muy lejos, me reiría
de la ley y de la antigua sapiencia
de este mi árido pueblo.
Pero nunca seguiré mi sueño
y me quedaré aquí hasta la muerte.
Pues soy también muy cobarde y salvaje
y amo además
con dolor desesperado
esta mi pobre,
sucia, triste, desgraciada patria.
                                                    Salvador Espriu




 


Assaig de plagi a la taverna
                           
¡Oh, qué avenido estoy con mi pequeña,
cautiva, poco afortunada tierra
y cuánto me apenaría alejarme de ella,
hacia el sur,
donde parece que la gente es sucia
y pobre, perezosa, inculta,
resignada, insolvente!
Entonces, en la taberna nueva,
los compañeros dirían burlándose:
"Como quien le gusta lo malo,
así la merluza pica un anzuelo sin cebo",
mientras yo, todavía cerca, pensaría
en las viejas frituras y confianzas
de este mi tozudo pueblo.
Y, considerándolo todo, retrocedería
para quedarme aquí hasta la muerte.
Pues, visto lo visto, tampoco soy tan burro
y amo además
con un irrevocable amor
esta mía –y nuestra--
bastante limpia, envidiada, querida patria.
                                                        Pere Quart


 


A un infant mort en un bombardeig

Tus brazos inmóviles son un vuelo de bandera,
y la rosa deshojada de tu cuerpo es un grito
de sangre y no un silencio ... Ya no habrá primavera
en tu mirada. Pero en el corazón de la noche,
hecha de ojos que se apagan a la luz,
hacia donde clama la voz, la antorcha de tu cuerpo
-- que ya es luz y ya es fuego –
llevará el alba de un grito desnudo hecho de llama
y de pétalos sangrientos de martirio. Ni humo
ni silencio, ni niebla velarán la desnudez
de tus ojos, que se helaron en un gesto sin adiós.
¿De qué sueño te tomaron? ¿De qué mundo de dulzura?
Todo el cielo que mirabas estaba vivo dentro de ti,
como está vivo en el rostro y en los ojos
de los que se hacen a la mar ... ¿Qué rutas, niño, te esperaban?
Ante ti ya son blancas todas ellas, y se funden
con el sueño de un sueño: tu cielo, donde no hay
alas tristes y donde el alba no lleva orgías de rosas
que se deshojan enteras y sangrientas. Y donde reposas ...
                                                                         Josep Janés


 


A una dama que es pentinava darrera una reixa
en temps de Vicenç Garcia

Amor, señor de la extensa monarquía
que publica el clavel y el fuego anuncia
en el ardor de la mejilla y en la llama
de la exaltación que nutre el aire ,

los cabellos de finísimo azabache
en el combate de marfil que peina
mina de lirios y filón de lunas,
adornos de las nieves, envidia de los oros,

libera de la reja, y  que la rica
labor del beso, batalla chispeante
del moverse de unas piernas desnudas,

deje las verdes hierbas alteradas.
¡Oh, desmayo de tallos sinuosos
de mármol, cera y rosas palpitantes.
                                                 Bartomeu Rosselló- Porcel



 


A una donzella

No sabes todavía qué te espera mañana 
y desprecias el ayer, que está olvidado.
Tus espaldas de nieve no tienen otro peso
que la sombra de tu cabellera.
Como, detenido a la orilla de un lago,
el viento no lo quiere dañar,
tampoco quiere que, demasiado oprimido,
tu cuerpo languidezca en el primer afecto.
Que así la sorda conspiración
de amor y muerte no quiera abatirse todavía
sobre tu ardiente y retozón presente;
y que, cercano a la vejez mezquina,
pueda yo ver aún en el recuerdo
tus ojos, embrujo de un mundo sin dolor.
                                                     Josep Carner



 


A vegades és necessari i forçós

A veces es forzoso y necesario
que un hombre muera por un pueblo,
pero nunca todo un pueblo ha de morir
por un único hombre:

recuerda siempre eso, Sepharad.
Haz que sean seguros los puentes del diálogo
y trata de comprender y de amar
las razones y las lenguas diversas de tus hijos.
Que la lluvia caiga en los sembrados poco a poco
y el aire pase como una mano extendida,
suave y benigna sobre los amplios campos.
Que viva eternamente Sepharad
en el orden y en la paz, en el trabajo,
en la difícil y merecida
libertad.
                                             Salvador Espriu

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