Es otoño, noviembre, y un día así es difícil que se repita. Por eso hay que agarrarse a él con fuerza
como a la tabla de salvación en medio de un naufragio. La vejez es un barco a la deriva, pero si uno tiene la suerte de encontrar de pronto el mar tranquilo, el sol benefactor y la brisa placentera, su naufragio puede esperar.
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