martes, 26 de noviembre de 2013

CRIATURAS INTEMPORALES

Inicio hoy una colección de poemas dedicados a cantar grandes obras pictóricas de todo tiempo y lugar. El primero a La libertad guiando al pueblo, del francés Eugène Delacroix (1798-1863), cuya tumba tuve el honor de visitar en el siempre sorprendente cementerio parisino de Père Lachaise.







Humo, polvo, niebla que velan la espalda
de la marcha libre.
Ondea la bandera en alto asida
por la mano derecha de la dama de oro,
mientras en su izquierda porfía un fusil
por defender la Vida.

Es la libertad de Delacroix.

Un niño a su lado lleva dos pistolas.
El humo y el polvo, y la niebla envuelve
a la masa armada que imita a la dama.

Los hombres caídos por la libertad
son la digna alfombra para los valientes
que buscan la paz.

El pintor quería que el futuro viera
que sólo se logra la santa justicia
con héroes humildes. ¡Qué lástima! Ahora
no hay luchas humildes. Sólo en los museos
hay paz y justicia.

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