sábado, 10 de mayo de 2025

MAYO EN LA LITERATURA (I)

 
           El mes de mayo suele llegar a nuestras vidas orlado de exuberancia, festividad y poesía, cosa que ya nos sugiere el refranero español: "Marzo airoso y abril lluvioso sacan a mayo florido y hermoso", "Agua de mayo, pan para todo el año", "La mejor cepa, mayo me la echa", "Polvos de mayo y cáscaras de brevas curan muchas dolencias", "Las flores de mayo, alegran el ánimo", etcétera. De modo que aunque también existen algunos refranes referidos a mayo que no son tan positivos, bien podemos terminar repitiendo: "Norabuena venga mayo, el mejor mes de todo el año".

           Dicho lo cual, paso a tratar el contenido principal de la entrada presente, valiéndome de muestras poéticas de obras y autores españoles cuyo tema principal es el mes de mayo.

Por orden cronológico mpezamos con el  

Romance del prisionero

         Dedicado a mayo se escribió este romance viejo cuyo protagonista es un prisionero que en primera persona cuenta su penosa situación del modo siguiente:

"Por el mes era de mayo
cuando hace la calor,
cuando canta la calandria
y responde el ruiseñor,
cuando los enamorados
van a servir al amor,
sino yo, triste cuitado,
que vivo en esta prisión,
que ni sé cuándo es de día,
ni cuándo las noches son,
sino por una avecilla
que me cantaba al albor.
Matómela un ballestero
¡Dele Dios mal galardón!
Cabellos de mi cabeza
lléganme al corvejón,
los cabellos de mi barba
por manteles tengo yo;
las uñas de las mis manos
por cuchillo tajador.
Si eso lo hace el buen rey,
hácelo como señor,
si lo hace el carcelero,
hácelo como traidor.
Mas quien ahora me diese
un pájaro cantador,
siquiera fuese calandria,
o tordico, o ruiseñor,
criado fuese entre damas
y avezado a la razón,
que me lleve una embajada
a mi esposa Leonor:
que me envíe una empanada,
no de trucha, ni salmón,
sino de una lima sorda
y de un pico tajador:
la lima para los hierros
y el pico para el torreón.
Oídolo había el rey,
mandóle quitar prisión. 


Hay que reconocer que ésta es una versión del susodicho romance demasiado extensa y aderezada con notas narrativas que quitan la emoción principal. La versión que le da más calidad y lirismo es la que propone don Ramón Menéndez Pidal en su libro Flor nueva de romances viejos, que es la que sigue:

Que por mayo era, por mayo,
cuando hace la calor,
cuando los trigos encañan
y están los campos en flor,
cuando canta la calandria
y responde el ruiseñor,
cuando los enamorados
van a servir al amor;
sino yo, triste, cuitado,
que vivo en esta prisión;
que ni sé cuándo es de día
ni cuándo las noches son,
sino por una avecilla
que me cantaba el albor.
Matómela un ballestero;
dele Dios mal galardón.

En tan sólo 16 versos el autor anónimo del romance logra dramatizar la situación del triste prisionero que con su lamento deja patente el contraste entre su oscura y afligida vida  y la llegada triunfal y luminosa  de la primavera, en la que todo renace en la naturaleza y los enamorados pueden dar rienda suelta a sus amores. Por ello el prisionero destaca al final de su queja que la única alegría que tenía  al amanecer, regalada por  la "avecilla" que se lo anunciaba, desaparece de pronto al matársela un ballestero.

         


  En las mañanicas del mes de mayo

        Lope de Vega, uno de los más grandes poetas del Barroco, hombre vitalista donde los hubiera, tenía muy claro el Carpe diem y el locus amoenus latinos, y muchos son los ejemplos que se podrían extraer de su obra poética, dramática y narrativa que lo demuestra. Sin embargo, como estamos hablando de la lírica y de mayo, la mejor muestra es el poema siguiente, cuyo título encabeza el presente apartado:
 
"En las mañanicas
del mes de mayo,
cantan los ruiseñores,
se alegra el campo.
 
En las mañanicas
como son frescas,
cubren los ruiseñores
las alamedas.
 

Ríense las fuentes

tirando perlas
a las florecillas
que están más cerca,
 
Vístense las plantas
de varias sedas,
que sacar colores
poco les cuesta.
 
Los campos alegran
tapetes varios;
Cantan los ruiseñores
retumba el campo."
 
 Este poema de arte menor, que se acerca a la letrilla, tan famosa de la época, cultivada por, entre otros, Góngora, Quevedo o el mismo Lope, posee una estructura dividida en tres elementos perfectamente diferenciados: 1, estribillo (primera coplilla, rima asonante en los versos pares, en a-o); 2, cuerpo (las tres estrofas siguientes respetando el esquema métrico de un romance, rima asonante en los pares, en e-a), y 3, estribillo (segunda coplilla en la que el primer verso rima asonantemente con los pares del romance anterior, en e-a,  y el segundo verso, "tapetes varios" anuncia la rima en a-o del primer estribillo, cerrando el poema, aunque con una pequeña variante, repitiendo el estribillo de arriba: "Cantan los ruiseñores,/ retumba el campo." Nótese que "retumbar" significa "resonar con fuerza", intensificando aquí el poder y la influencia que mayo posee en la naturaleza.  Como se ve en la lectura, el presente poema de Lope de Vega canta las excelencias matutinas naturales del mes de mayo, en las cuales juegan los ruiseñores un papel importante: además de alegrar el campo y las alamedas con su canto, se ríen las fuentes y adornan las florecillas cercanas con las gotas (perlas) que salpican, y las plantas en general se visten de belleza y color; en conclusión, los campos presentan vistosos colores a la vez que retumban con los cantos de los ruiseñores. Metáforas, imágenes, presonificaciones que elevan las cualidades de las primeras horas del día de este mes que estamos viviendo. 
 
 
        
 

Al olmo viejo 

          De alguna manera el olmo viejo, protagonista de uno de los mejores poemas de Campos de Castilla, de don Antonio Machado, árbol al que un rayo rajado mortalmente dejándolo medio podrido, recupera algo de su esperanza debido a que las lluvias de abril y el sol de mayo han hecho que "algunas hojas verdes le han salido". Y el poeta triste todavía por la reciente muerte de su joven esposa Leonor, con el corazón desesperanzado se dirige al olmo "carcomido y polvoriento" para decirle que antes de que desaparezca quiere dejar escrita "la gracia de tu rama verdecida". Más aún: el poeta, deseando la suerte del olmo, en cuyas entrañas "urden sus telas grises las arañas", expresa la esperanza de su corazón dolido por la ausencia de Leonor:

 "Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera."

 

El romancillo de mayo
 
        Miguel Hernández, un poeta como la copa de un pino, sufridor de la justicia y apasionadamente enamorado de la vida, también dedicó al mes de mayo lo que él tildó injustamente de "romancillo" lo que es sin duda uno de sus mejores Romances, con mayúscula. Leámoslo detenidamente:
 

 
"Por fin trajo el verde mayo 
correhuelas y albahacas
a la entrada de la aldea
y al umbral de las ventanas. 
  
2  Al verlo venir se han puesto
cintas de amor las guitarras,
celos de amor las clavijas,
las cuerdas lazos de rabia,
y relinchan impacientes
por salir de serenata.
 
3  En los templados establos
donde el amor huele a paja,
a honrado estiércol y a leche,
hay un estruendo de vacas
que se enamoran a solas
y a solas rumian y braman.
Los toros de las dehesas
las oyen dentro del agua
y hunden con ira en la arena
sus enamoradas astas.
Remudan los claros ciervos
su cornamenta arbolada
igual que un ramo de rayos
y una visión de navajas.
La cabra cambia de pelo,
cambia la oveja de lana,
cambia de color el lobo
y de raíces la grama.
Son otras las intenciones
y son otras las palabras
en la frente y en la lengua
de la juventud temprana.
Los celosos chivos pierden
entre sus dientes sus barbas:
se rinden a cabezazos,
se embisten y se maltratan,
y en medio de los ganados
mueven, lo mismo que espadas
rabiosas y deseosas,
lenguas amantes y patas.
Van los asnos suspirando
reciamente por las asnas.
 
4  Con luna y aves, las noches
son vidrio de puro claras;
las tardes, de puro verdes,
de puro azul, esmeraldas;
plata pura, las auroras
parecen de puro blancas
y las mañanas son miel
de puro y puro doradas.
 
5  Campea mayo amoroso;
que el amor ronda majadas,
ronda establos y pastores,
ronda puertas, ronda camas,
ronda mozas en el baile
y en aire ronda faldas..."


 Dejando aparte la facilidad de la rima, en a-a, porque en el conjunto del poema, continente  más contenido, la rima asonante es un elemento menor, pasemos a analizar brevemente la estructura métrica del romance recurriendo, como no puede hacerse de otra forma, al contenido del mismo. Dicha estructura presenta varias partes, que hemos numerado y separado tipográficamente: 1, llegada del verde mayo a la aldea ("correhuelas y albahacas"); 2, las guitarras se adornan amorosamente y desean salir de serenata (como caballos, "relinchan impacientes"); 3, los animales sienten ese mismo amor (las vacas en los establos ("donde el amor huele a paja, / a honrado estiércol y a leche") se enamoran y braman, los toros en las dehesas, al oírlas,  "hunden con ira en la arena /sus enamoradas astas", los cirvos mudan sus cuernos  "igual que un ramo de rayos / y una visión de navajas", la cabra cambia de pelo, de lana la oveja, el lobo de color, etcétera, y en todos ellos "son otras las intenciones / y son otras las palabras"; 4, la influencia de mayo se nota también en los fenómenos naturales (las noches son de "vidrio", las tardes "esmeraldas", las auroras "plata pura" y las mañanas "miel /de puro y puro doradas (nótese la repetición intecionada del adjetivo "puro,-a", que aparece en esos 8 versos 7 veces); y 5, a modo de conclusión, mayo ha traído el amor a todas partes y a todo ser vivo de la aldea: y lo mismo que ocurre con el adjetivo "puro, -a" en el apartado anterior, aquí es la forma verbal "ronda", en presente, la que se repite 6 veces en  los seis versos de que consta, de modo que el amor "ronda majadas/ ronda establos y pastores,/ronda puertas, ronda camas,/ ronda mozas en el baile/ y en aire ronda faldas."

 


 

 




No hay comentarios:

Publicar un comentario