EPITAFIO
A un cantero
Él se llamaba Daniel
y era el padre de mi amigo.
La piedra fue fiel testigo
de su oficio y su papel.
El mármol cobró por él
fidelidad de memoria
y una página de historia
de su vida y de su suerte.
Que nadie aquí le despierte
de su merecida gloria.
POR UN AIRE AZUL Y SANO
Por un aire azul y sano,
por un bosque sin incendios,
un pueblo sin vilipendios
y el fiel respeto al anciano.
Por un mundo más humano
que aprenda por fin a amar
la tierra, el cielo y el mar
con bondad y con cordura.
Sin ello no habrá aventura
ni gozo que disfrutar.
TODOS VAMOS DE VIAJE
Todos vamos de viaje
mientras vivimos la vida.
No cuenta ni la partida
ni el peso del equipaje.
Y aún menos el paisaje
que adorna nuestro camino.
Es la muerte el asesino
que nos viene persiguiendo
y al fin se acaba bebiendo
la copa de nuestro vino.
CUMPLIENDO EL DEBER
Sólo cumpliendo el deber
conseguirás conocerte.
Vive como si la muerte
fuera un juego que emprender.
Y no olvides que aprender
es ir salvando fronteras,
convirtiendo en primaveras
los inviernos del destino.
Y así, al final, tu camino
será la meta que esperas.
MUERTE TRISTE DE UN INFANTE
Murió una vez un infante,
desliz de un monarca cruel,
cuya vida el sino infiel
le arrebató en un instante.
Poco brilló su diamante
de niño en risas y juegos,
que pronto enfermizos fuegos
su organismo devoraron.
Los ojos del rey lloraron
lo que no evitaron ciegos.
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