lunes, 21 de noviembre de 2016

MUESTRA SELECTA DEL THYSSEN EN BARCELONA





UN THYSSEN NUNCA VISTO se llama la exposición que puede admirarse en Caixa Forum de Barcelona hasta febrero de 2017. Yo he tenido la suerte de gozarla el pasado fin de semana. Son sesenta y tres piezas distribuidas en cinco bloques temáticos: el primero, Sacrum mysterium, está dedicado a la pintura religiosa (crucifixiones y anunciaciones, principalmente), con pinturas, entre otros, del Veronese, el Greco  o Chagall. El segundo, Dramatis personae, es una colección de retratos y autorretratos realizados por Rafael, Rubens, Rembrand, Hopper o Picasso. El tercer bloque, Vanitas, recoge bodegones y naturalezas muertas de Heda, Cezanne, Juan Gris o el mismo Picasso. El cuarto bloque temátivo, De rerum natura, abarca el paisaje general y de las grandes panorámicas, así como el denominado paisaje cósmico, nombre acuñado por el pintor flamenco Patinir, sin olvidar el de los bosques y rincones de arroyos entre verdes espesuras o marinas; en las salas correspondientes a este apartado pueden admirarse obras de Corot, Ruysdael o Courbet. Y el quinto y último bloque, Scaena urbis, pinta el espacio urbano de ciudades como Venecia, Amsterdam o París, con obras del Canaletto, Pisarro, Feininger, entre otros. Empaparse de tan exquisitas pinturas resultó una experiencia insustituible para poder meterse en el alma del artista que las realizó.

  
Milagros pintados de la categoría de la Madre de Dios de la Humildad, de Fra Angelico, el retrato de Antonio Anselmi, de Tiziano, al que sólo le falta hablar,  la muerte retratada por Lucien Freud de esa mujer de rostro macilento del que puede ser su último retrato, un retrato a medias, hecho con miedo a no llegar (¿adónde?), o la dama hilando de Henskerck (ah, ese hilo blanco y sutil que cruza el cuadro de izquierda a derecha, me recuerda tantas cosas de mi primera casa de Barcelona), o el fámelico San Jerónimo, de Ribera, acariciando la blanca y metafísica calavera, o mi Beckmann favorito, el retrato de su mujer Quappi, aguantando con sus dedos largos el cigarrillo que humea y mirando con sus ojos verdes al visitante que se acerca a observarla, y un largo etcétera de ventanas abiertas a la reflexión sobre el destino y el compromiso del género humano sólo pueden admirarse ahora en la Caixa Forum de Barcelona, ese edificio modernista que atrae al curioso en su paso hacia el MNAC, otro nido de arte de alcance universal. 

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