Si a la una te despiertas
y no te puedes dormir,
date la vuelta en la cama
e imagínate un jardín
con muchas plantas diversas
--y una roja de rubí
llamada de Navidad--
y podrás al fin dormir.
Si a las dos te despertaras
y no pudieras dormir,
date la vuelta en la cama
y ovejas cuenta hasta mil,
y cuando acabes la cuenta,
devuélvelas al redil,
y si las logras juntar
podrás volverte a dormir.
Si a las tres abres los ojos
y no te puedes dormir,
date la vuelta en la cama
y escoge el cuento infantil
que te contaba tu madre
cuando te ibas a dormir.
Si lo repites entero,
te dormirás tan feliz.
Si a las cuatro te despiertas
y no te puedes dormir,
date la vuelta en la cama
y piensa en aquel jardín
con muchas plantas diversas
--y una roja de rubí
llamada de Navidad--,
y acaso puedas dormir.
Si a las cinco abres los ojos
y no te puedes dormir,
date la vuelta en la cama
y vuelve al cuento infantil
que te contaba tu padre
a la hora de dormir.
Si logras decirlo entero,
puede que duermas por fin.
Si a las seis te despertaras
y no pudieras dormir,
ponte a contar otra vez
ovejas hasta dos mil,
y una vez que lo hayas hecho
devuélvelas al redil.
Si no te falta ninguna
podrás entonces dormir.
Si a las siete te despiertas
y no te puedes dormir,
date la vuelta en la cama
y pídele, querubín,
a la excelsa Santa Mónica,
madre de San Agustín
que te dé su bendición
para poderte dormir.
Si a las ocho te despiertas,
considérate feliz
--conozco a pocos insomnes
que logren tan buen dormir--.
Sólo falta que regales
este villancico a fin
de que otros que no duermen
lo canten como elixir.
FELIZ NAVIDAD
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