Una vez tratada la figura del poeta,
maestro de poetas y dirigente de la tertulia Azor, José Jurado Morales, es hora de hablar de algunos de los poetas
de la tertulia residentes en la ciudad condal. Por orden alfabético, son los siguientes: Isabel
Abad, Esther Bartolomé, Visi Beato, Cristóbal Benítez, Amparo Cervantes, José
Díaz Borges, José Antonio Espejo, Dora Huerta, Milagros Martín, José Membrive,
Juan Pastor, Vicente Rincón y Sofía Sala. Mientras que dejaremos para el
siguiente apartado a los cuatro poetas de Cerdanyola, Encarna Fontanet, José
Carreta, Antonio Matea y yo mismo, Esteban Conde.
Isabel
Abad. Nacida en Barcelona en 1947,
se licenció en Filología Clásica en la Universidad de la ciudad condal y fue
profesora de Humanidades. Acudió a la tertulia de Jurado desde el principio y publicó
su primer libro, Motivos de isla, en 1980. Fue incluida en la Segunda Antología
del Resurgimiento por el editor Víctor Pozanco (Ámbito Literario, Barcelona,
1980). En la Poética publicada en la Antología, Isabel Abad afirma que sus
poemas (los de Motivos de isla, que figuran en ella) son “la
historia de mi amor desmedido por la palabra, ser mutable por mí misma, en
donde alientan mis miedos más arcanos, en donde se descubren, transparentes,
todos mis delirios.” Y en la Nota que encabeza el libro: "En estos versos escritos desde la ausencia vuelvo a vivirme, flujo y reflujo de mí misma, segura en el recuerdo, firme para el olvido." Sigue a Propercio cuando añade que “no hay poesía sin
estímulo real, sin aturdimiento de los sentidos, sin conmoción honda del
espíritu.” He aquí una muestra:
“Isla de ti
voy repitiendo tardes,
briznas de soledad y de memoria
que cumplen mi camino
en la palabra piedra.
La sombra de tu sombra desvaída
desguaza mis caderas,
este abismo que hundió tu ciega forma,
mortal aturdimiento.
Fuera de ti la sangre me destruye:
ciñendo tu raíz se vuelve llama.
Me estoy atardeciendo.
Una gota de noche me regresa.”
Tras Motivos de isla, que mereció una
Mención Especial en el II Premio de Poesía Ámbito Literario, editorial en la
que se publicó, aparecieron nuevos poemarios, entre los que destacan El alma en
la memoria (Barcelona,1983), Dios y otros sueños (Madrid, 1985) o Me nombro
Umbría (Torremozas, 1998).
Esther
Bartolomé Pons. Nacida también en la ciudad condal en 1952,
se licenció en Psicología y en Filología Hispánica por la Universidad de
Barcelona. Fue profesora de Lengua y Literatura españolas en el instituto Jaime
Balmes. Colaboró regularmente en diarios y revistas con trabajos sobre Lope de
Vega, Aldana, Bécquer, Unamuno, Gabriel Miró o Ridruejo, entre otros, y publicó
dos libros de ensayos: Miguel Delibes y su guerra constante (Ámbito Literario,
Barcelona, 1979) y Gabriel Bocángel Sonetos (Devenir, Barcelona, 1984). Dio a
conocer muestras de su poesía en Azor en vuelo Antología Breve de Veinte Poetas
I y en algunos diarios. He aquí uno de sus sonetos:
“Me sacaron del mar para quererte.
Te quise como sólo quiere un sueño.
Soñé que tú eras mío y tú mi dueño.
Amarte así, y soñarte, fue perderte.
Bajaste de los sueños. Pude verte.
Tomé de ti –ansioso pedigüeño—
el néctar venusiano del ensueño
que inyecta en la mirada conocerte.
Busqué en tus ojos la palabra “amada”;
y en tus brazos –edenes perfumados--,
mi YO perdido en TI (¡Ay, desdichada,
aún crees en paraísos recobrados!).
Eres mío, por fin: eres mi nada
que emerge de tus besos sepultados.”
Visi
Beato. Nacida en Aranda del Duero
(Burgos) en 1949, de muy joven se trasladó con su familia a Barcelona.
Autodidacta, empezó a escribir poesía desde muy joven. Y a poco de entrar en
contacto con la tertulia Azor publicó su primer poemario, Íntimo jardín, en
1984, y más tarde, Abandonar el olvido (Devenir, Barcelona, 1989), en el que
afirma que “todo lo que es bello tiene un instante.” Finalmente, su último
libro hasta la fecha, Las líneas esenciales (2001), obtuvo el Premio de Poesía Divendres
Culturals, del que me precio ser cofundador y presidente del jurado que lo
otorgó en 2000. He aquí una muestra de su poesía, hondamente reflexiva y
amorosa:
“Nos separa un camino
de tiempo y de sombras.
Nos unen caricias,
miradas,
momentos.
Tengo miedo
a tu adiós,
a perderte en cenizas.
Si te alejas,
mi nombre se hará rumor
y mi voz callará.”
Cristóbal
Benítez Melgar. Natural de
Montejaque (Málaga), hizo estudios primarios elementales, obligado a trabajar
en el campo cuidando ganado por necesidades económicas de la familia. Muy
joven, se trasladó a Barcelona. Fue un hombre muy familiar donde los halla y
poeta auténtico pese a ser autodidacto, pues sus lecturas fueron escogidas y
acertadas: Cervantes, Miguel Hernández, García Lorca, los Machado…, sin olvidar
a su admirado José Jurado Morales. Durante muchos años se encargó de dirigir el
Centro Cultural Antonio Machado en
Cornellà del Llobregat, donde residió hasta su muerte. Tiene en su haber varios
poemarios, entre los cuales destacan Sendero en el alba, Del camino y la
esperanza y Andalucía, tierra oprimida. Una muestra de su poesía honda y
comprometida es el soneto que dedicó a Jurado Morales:
“Verso a verso al amor, en tu andadura,
tu mano y tu bondad siempre tendidas
a todo el que llegó con sus heridas
junto a tu noble y recia arquitectura.
Y siempre tu fontana clara y pura,
manantial soleado, y repartidas
tus palabras de aliento que, encendidas,
derramas de tu alma y tu ternura.
En tu cuenco de arcilla y en tu mano,
blandamente y a flor de poesía,
tu corazón sencillamente humano.
Y siempre cordial y siempre amigo,
desnudo de soberbia y de falsía,
dando tu celemín de rubio trigo.”
Amparo
Cervantes. Nacida en Cartagena en
1928, cursó estudios en el Colegio de San Miguel. Tras obtener el título
profesional de piano y el primer premio en el Real Conservatorio de música y
declamación, dio numerosos recitales de música y de poesía y colaboró con
poemas y artículos en diarios y revistas de Cartagena y Murcia. Desde 1951
hasta 2018, año en que acaba de decirnos adiós, residió en Barcelona.
Autodidacta, fue finalista en el I Certamen Literario de la Casa de Murcia y
Albacete, cuyo jurado estuvo compuesto por Antonio Matea, Vicente Rincón y
Esteban Conde. Amparo no ha dejado nunca de escribir buena poesía, y ha
publicado poemarios como Ecos de sentir y Sonetos de amor y desamor, libro este
último donde a través del sentimiento más noble del género humano llega al
endecasílabo con plata de poeta, lo ausculta, lo acaricia y, casi de milagro,
teje también con amor, primorosamente, la composición poética que es la piedra
de toque de los buenos poetas, el soneto. Dije en la aparición de Sonetos de
amor y desamor y lo repito ahora que con Amparo Cervantes continúa la línea
amorosa y clásica iniciada en nuestra lírica por Garcilaso de la Vega. Como
muestra, un botón:
“Si porque me dejaste, infiel amado,
tomé mi pluma y esculpí en los cielos
versos que me llenaban de consuelos
en el instante más desesperado;
si pude en esos versos descansado
dejar mi corazón a mil desvelos,
diré que buenos fueron desconsuelos,
daré por bien llorado tu pecado.
No viene el mal si el bien no le
siguiera,
ni ríe el alma si antes no tuviera
que vivir de dolor transververada;
Por eso no se queja mi cuidado,
pues la creación que tú me has inspirado
compensa tu crueldad desventurada.”
José
Díaz Borges. Nacido en Tenerife en
1912, tras realizar el Bachiller de Ciencias, fue maestro de Primera Enseñanza.
También se diplomó en Avicultura y fue practicante de Medicina y Cirugía, así
como oficial del ejército. Lector aventajado de los grandes poetas españoles
(Lorca, Hernández o Juan Ramón Jiménez), escribió poesía siendo todavía un
adolescente, pues a los 14 años publicó Horizontes de zafiro. Después dio a
conocer otros poemarios, como En la sólida piedra, La luz herida y Cantos a
Miguel Hernández. Obtuvo, entre otros, el I Premio Ercilla Ciudad de
Castelldefels. Cultivó también el periodismo y publicó en periódicos canarios
artículos de crítica literaria, sobre la obra de algunos de los miembros de la
tertulia de Jurado. Su poesía es auténtica de temática y formas clásicas.
Ejemplo:
“¿Por qué con tanta saña me buscáis
si al final ya sabéis que no me escondo?
Y si también sabéis que yo os respondo,
¿por qué cuando me veis siempre calláis?
¿Por qué cuando me veis no me miráis?
¿O es que acaso me oculto hondo, muy
hondo
y con la vista no llegáis al fondo,
e ignorando ese fondo ¿me ignoráis?
Aligerad la vista a tal motivo
y tratadme, por fin, con más respeto
ya que honrado de todos siempre vivo.
A que miréis de frente siempre os reto,
y a que así lo entandáis: tomad recibo
de cuanto queda dicho en el soneto.”
José
Antonio Espejo. Nació en Porzuna
(Ciudad Real) en 1953. Tras estudiar Filosofía y Letras en Murcia y en
Valencia, se licenció en Filología Moderna. Trasladado a Barcelona, fue profesor de inglés y colega mío en un
colegio privado del Vallés. Gran lector y gran poeta, tuve el honor de
introducirlo en la tertulia de Jurado y de ser su amigo hasta que nos dejó tras
una grave enfermedad en 1991. Tiene en su haber un poemario luminoso y profundo
titulado Los cantos del guerrero vencido, que logró, por unanimidad del jurado,
el Premio de Poesía Viernes Culturales. Un ejemplo:
“Hemos compartido muchas noches
de angustia indescifrable
y también muchas madrugadas
de gozo asustadizo:
alegría cruel por sernos nueva,
desacostumbrada. Hemos compartido
llantos y risas, riquezas y pobrezas
infinitas, incluso dioses paralelos.
Pero nuestras manos simples
han ido juntas pocas veces
por la calle silenciosa
del hombre normal en actitudes.
En este punto nos hicimos
enemigos irreconciliables.
Y nunca hemos entendido
el porqué ninguno de los dos.
O nunca supimos explicarnos
tal distancia triste. Pero yo
y tú –estoy seguro—queremos
acabar de una vez con esta guerra.”
Dora
Huerta. Nacida, como le gustaba
decir a ella, cerca del nacimiento del río Mundo, cursó estudios de magisterio,
arte dramático y publicidad. Destacó durante años profesionalmente en el mundo
de la radiodifusión. Autodidacta, escribió poesía desde siempre. Tuve el
inmenso honor de compartir con ella, hasta la fecha de su muerte, el jurado del
Premio Viernes Culturales desde que nuestra amiga común Encarna Fontanet
renunciara a ser miembro del mismo. Ya antes el jurado del Premio decidimos
galardonar su poemario Viaje en 1997, que vio la luz el año siguiente en
Columna, y que es, como dice ella misma, una “recopilación de momentos vivos
que, sin intención alguna de que fueran publicados, la autora plasmó en un
lenguaje propio.”
“Estoy palpando
este momento vivo
en que no pasa nada
y está pasando todo
--cuestión de percepción—
A través de mi sangre.
Es un momento mágico:
en el fulgor
de una galaxia rota
lo detengo
y fugazmente sé
que soy un intervalo
del universo lúcido.”
Milagros
Martín Carreras. Nació en Salillas
(Huesca) en 1931. Pasó su niñez en diversos pueblos de la provincia y más tarde
vivió en Toro, Madrid y otras poblaciones españolas, siguiendo los destinos que
cumplía su padre como guardia civil. A los dieciocho años se trasladó a
Barcelona, donde aún reside. Autodidacta, ha aprovechado bien la lectura de los
poetas maestros y ha publicado varios poemarios, como Trenzados de viento,
Hablo con mi amigo el mar, ambos en Ediciones Rondas, Silencios de cristal, en Ibars Impressors y Descubriendo
mi tiempo, en Carena. Su poesía es sencilla, llena de ternura y amor por las
cosas más elementales, con una amplia temática, como puede suponerse. Sirva de
muestra esta sentida composición dedicada al hombre de su vida, José Ramón,
recientemente fallecido:
“Tus ojos adivinan todas mis inquietudes.
Conocen los rincones donde guardo las
horas.
La misma transparencia que envuelve tu
mirada
va envolviendo mis días,
cubriendo mi esperanza.
Va llenando mi cauce con toda la
frescura,
con toda la armonía de tu querer estable.
Nunca podré pagarte tu claridad latente,
esa bondad que usas para todos los días.
Tus ojos son mi espejo,
respuesta a mi llamada.
¡Nunca podré pagarte la bondad de tus
días!
GRACIAS.”
Milagros Martín Carreras nos ha dejado en
marzo de 2019 poco antes de revisar estos apuntes.
José
Membrive. Nació en Andújar (Jaén).
Estudió bachillerato en Baeza y Jaén y
se licenció en Filología Hispánica en la universidad de Granada. En 1979 se
trasladó a Barcelona y se dedicó a la docencia. Cuando la tertulia de Jurado
desapareció fundó y dirigió su propia tertulia llamada Diálogos Literarios en
el Real Círculo Artístico de la ciudad condal, a la que tuve el honor de
asistir durante varios años. También creó la editorial Carena, en la que el
propio Membrive ha publicado varios títulos, el principal de todos El pozo
(2010), un profundo y lírico libro donde habla del sufrimiento humano. Bastantes
años antes se había dado a conocer como poeta en Reductos de silencio (Devenir,
1991). También se deben a él poemarios como Del amor y la noche (Rondas, 1985)
o Besos.com (Carena, 2002).
“Seguir viéndote en mí
aunque ya seas lejana:
es lo que pido a mi locura.
Que olvide con quién vas y quién te ama,
que no pregunte más
por qué reías ni por quién callabas,
que no implore más citas
ni más promesas falsas.
A cambio a ti te pido
que sigas fecundando la distancia,
que llenes el abismo
inevitable y fiel que nos separa.
No me des, pues no quieres,
tu amor agraz como las uvas altas,
mas no espantes las palomas de mis sueños
si cada noche vuelan a tu casa.”
Juan
Pastor. Nació en Mula (Murcia) en
1949. Maestro de Primera Enseñanza, se trasladó a Barcelona en 1975. Amante de
la poesía desde siempre, dio a conocer su primer libro Hasta que el tiempo los
agote (Murcia, 1975). Un poco más tarde se incorporó a la tertulia de Pepe
Jurado y empezó a publicar en la editorial que dirigía el poeta de Linares.
Cuatro poemas y un silencio fue el primero (Rondas, 1977) y al año siguiente,
Sin labios para reír. Algún tiempo después pasó a vivir a Humanes (Madrid)
donde creó la editorial Devenir, donde han publicado parte de su obra algunos
compañeros comunes. Su poesía, conceptual y a veces surrealista y hermética, se
encierra en verso libre y breve. Dos muestras:
“Tengo la voz caída
y la sonrisa corta.
Pasea la luna por mis sienes,
y una fiebre de espanto
recoge mis alientos
para desembocar en la nada.”
“Me asusta este querer andar
entre piedras de humo
y cabezas de misterio.
Me asusta… y me duermo
envuelto en alturas y esperanza.”
Vicente
Rincón. Hijo del pintor bodegonista
aragonés Vicente Rincón Garrido, nació en Barcelona en 1930, y sus primeros
recuerdos están vinculados al mundo del arte. Cursó estudios primarios en
Mallorca, donde la familia fue sorprendida por la guerra civil mientras
veraneaba y su padre pintaba paisajes de la isla. Posteriormente estudió el
bachillerato en Barcelona e Ibiza. Pero una grave dolencia del padre le obligó
a dejar los estudios para ejercer varios oficios, y fue en los estudios
fotográficos de Pedro Català, que además poseía una espléndida biblioteca,
donde el poeta sintió la llamada de su vocación creadora. Con su poemario
Humana dimensión (Rondas, 1978) logró una Mención Honorífica en El Premio de
Poesía Ciudad de Martorell, en el que conseguiría al año siguiente con Nuevos
poemas. Nuevos silencios, el ansiado Premio. Otros libros de Vicente Rincón
son: Vírgenes y minotauros. Homenaje a Picasso (Sevilla, 1979), Presencia de
Argos (Sevilla, 1982) o Memoria de la piedra (Zaragoza, 1983). La poesía de
Vicente es sincera, dura, humana y profunda. Una muestra:
“No puedo imaginar lo que ha sido
del pueblo donde nací,
con su viento solano,
los amigos que nunca mueren,
la iglesia asomada a los siglos,
la plaza que estimula el sosiego,
la fuente que llora porque quiere,
la sombra del árbol donde no pasa nada,
mi casa bendecida por las nubes
--corral abierto a los pájaros--,
mis viejos que me nublan la palabra.
No quiero volver a mi pueblo
ni imaginar lo que ha sido de él,
pues si al pasado retorno
para ver cómo ha cambiado todo,
apedreado por los años,
demolido por un futuro
que es ya patético presente,
me sentiré muerto entre mis muertos,
desposado con el llanto
y un dolor que me llega a la raíz.”
Sofía
Sala. Aragonesa de pro y autodidacta
intuitiva, en Barcelona se hizo poeta de los pies a la cabeza. Su primer libro
fue Mi huella contra el viento (Rondas, 1975), al que siguieron Me canta el
corazón (Rondas, 1977) y Retama en flor (Rondas, 1978). Sutilidad, delicadeza y
gracia se juntan en su verso breve “donde la poesía está quintaesenciada”, al
decir del maestro de poetas Pepe Jurado Morales, en cuya tertulia siempre fue
como una musa de carne y hueso para muchos de nosotros. Y generosa hasta no
poder más con un servidor de ustedes, como el poeta de Linares. Ella y Jurado
me presentaron como verdaderos dioses mi Agua vivida, el libro que publiqué en
Rondas en 1979. Exquisita rapsoda, enriquecía los poemas de los demás con su
voz cristalina y perfectamente modulada. Tuve en varias ocasiones el privilegio
de recitar junto a ella en el Centro Aragonés, el Real Círculo Artístico y
otras instituciones culturales de Barcelona. Así escribía Sofía Sala:
“Imagino al río Ebro
alzado, vertical, caudaloso,
como un torrente de riqueza.
En su cauce largo,
vertiginoso y profundo
duermen
la luna, el viento,
la piedra y mi silencio.
Te descubro cada día,
y con tu hechizo
me siento piedra,
flor,
luna y viento,
--en ti—
río padre, río Ebro.”
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