Me he puesto a revisar un libro que trata de la Poesía Amorosa Completa 1980-2000 del poeta recientemente fallecido Joan Margarit, que a principios de este siglo me regalaron durante una cena memorable un grupo de alumnos, tan generosos como inteligentes, de cuando yo era profesor en la Enseñanza Privada.
La Introducción, a cargo de Sam Abrams, ensayista y poeta estadounidense autor entre otras obras de Oda a un ase i altres poemas, está dividida en dos partes: en la primera Abrams realiza un paseo por la poesía amorosa catalana desde Ausias March a Joan Margarit, pasando por Maragall, Salvat-Papasseit, Clementina Arderiu, Palau i Fabre, Bartra, Feliu Formosa, Ferrater, Estellés, Marta Pessarrodona, Maria –Mercè Marçal, etcétera; y en la segunda parte habla de la incorporación de Joan Margarit a la poesía catalana en el año 1981 con L’ombra de l’altre mar, dieciséis años después de su carrera poética en castellano, y de la composición del libro, del que ya trataré más tarde.
El Prólogo, escrito por el propio Margarit, comienza con la cita bíblica “estimeu-vos els uns als altres”, que para el poeta, además de ser la base de nuestra civilización, afirma el valor de la persona y de su libertad. Margarit añade que la característica más relevante de los poemas de amor es el hecho de que nunca son tristes y termina confesando que jamás habría imaginado que publicaría este libro en unos momentos en que está viviendo con la máxima intensidad una relación amor-dolor, y es que a su hija Joana, que ha estado siempre presente en sus poemarios anteriores, los médicos le han dado poco tiempo de vida en su larga y penosa enfermedad. Por el Prólogo, nos enteramos además de que Margarit escribió los poemas del libro en las décadas de los 80 y 90; por ellos van y vienen, dice el poeta, mujeres y hombres (vivos y muertos, niños, jóvenes, maduros, ancianos), a los que he querido y que la mayoría de las veces me han querido. Por último se dirige al lector con estas palabras: “este libro busca –a veces desesperadamente—el camino que me lleva hacia ti, lectora o lector lejanos, no de manera directa por medio de un sentimiento imposible, sino a través de esta red amorosa que sale de mi cabeza hacia los que amo, y que te llega a ti a través de los que amas."
La Poesía Amorosa Completa en catalán de Joan Margarit se abre con dos poemas que pertenecen al 2000 titulados de la misma manera, Mentre tu dorms, dedicados a Mariona y Joana. El resto de los poemas se agrupan en siete partes de distinta extensión: Tantes ciutats on havíem d’anar (43 poemas), Els ulls del retrovisor (25), Pietat (15), Amor i temps (30), Amicitiae (14), Menyspreu de Calipso (38) y Final de recital (1), con idéntico título, Final de recital, que me he atrevido a traducirlo así:
Deslumbrado por los focos
miro la oscuridad donde vosotros etáis.
Los focos son esta ilusión
de la sombra donde escucháis la claridad
de mi ceguera: todos llevamos dentro
un auditorio oscuro
escuchando en silencio esta historia
de la seducción sin esperanza.
Amar es estar distante.
El amor es ser extranjero,
pero vosotros sois la hospitalidad de este silencio
que me ha escuchado sabiendo que dentro de vosotros
he dejado de existir, que no habré sido otra cosa
que la sombra amada de algún otro ser.
Y ésta, mi versión de "Good Luck", el primer poema de la primera parte del libro, titulada, como queda dicho, "Tantes ciutats on havíem d’anar":
Halle suerte quien ame este silencio
de la palabra escrita y pueda tener
una amiga con los ojos color miel
para envejecer juntos.
Sólo miedo por esta hijita
que nunca se hará mayor, tesoro y ruina
de los mármoles de vuestra juventud.
Ahora, el humo de la hoguera está en tus ojos:
suerte tienes, pues, de amar este silencio
de la palabra escrita y poder tener
una amiga con los ojos color miel
para envejecer juntos.
Otros poemas del libro.
CEMENTIRI DE MONTJUIC
Alguna cosa queda de las ánimas,
como la brisa que se levanta
cuando pasa alguien
o hace volar con delicadeza
el visillo de la ventana.
Por el camino de ásperas piedras que no olvidan,
pero callan, severas, lo que saben.
El viento nos trae el silencio de las lágrimas
por vidas como la nuestra, ya perdidas.
“Concesión eterna”, la tierra
siempre insensible, hileras de cipreses:
provinciano teatro de la muerte.
Nuestro amor es como el que ellos perdieron.
Se ha hecho de noche. Mira, desde lo más alto
de este monte de los muertos, bajo el cielo negro,
las luces de la ciudad:
un barco anclado en el firmamento
que nos espera para zarpar.
EL GARRAF
Ahora es un atardecer en las costas de Garraf:
Volvíamos de Sitges, frente al vidrio
donde acababa el tren, viendo escapar
precipicios y túneles suspendidos sobre el mar.
Pero se nos fue haciendo oscuro, y el cristal
nos reflejaba solos dentro del vagón.
La vida ha ido escapando como esta tarde,
entrando, saliendo de los túneles, peligrosa
y a gran velocidad. La luna sobre el mar
no ha dejado nunca de perseguir a las noches
en el vidrio oscurecido.
LES MIL I UNA NITS
Me miran tus ojos: son el presente,
unos cuantos instantes ya casi desvanecidos
que no puedo cambiar. Pero también
son el mañana que ya estaba escrito
en los espejos fugaces y relucientes
de la infancia. Y serán el ayer,
esta indiferencia del tiempo.
Después serán recuerdo, este mundo gris
donde ya no te veo aunque te mire.
Y después de recuerdo serán olvido:
ya no sabrá nadie por qué me mirabas
ni por qué hay este pozo en lugar de ti.
En cada instante hay una historia distinta
de las mil y una noches en nuestros ojos.
CAMÍ DE TARDOR
El mirlo de alas negras
nos recibe como un viejo dios agrícola.
El vino joven está sobre el mantel,
en una botella de reflejo rosa
como el cristal de los adivinos.
Se ve –entre las viñas—un camino
con las pisadas que dejamos tú y yo,
juntas y solitarias.
Estamos en el frío del cristal. Cuando lo toco
nos desvanecemos, aunque me sonríes, real,
Al otro lado de la mesa blanca.
la botella entre los dos—nuestra vida—
tiene la luz del ocaso, que es la del amanecer.
MATINS
Hay muertos que aparecen dentro de nosotros:
tú nunca presentiste esta sombra
de verde arboleda y de fanal futuro.
En Joana brotan noticias vaporosas
de una ternura que nunca sabrás
cuando estalla la sonrisa de la mañana
al abrazarte en medio de un rayo de sol.
Su escuela es una casa vieja
rodeada de un jardín con pocas flores.
Os despedís lejos de la reja
y, especialmente si llueve, esperas que entre
con su andar de pájaro herido.
Mientras le dices adiós, mantienes los ojos cerrados
recordando vuestra soledad.
PIETAT
El tiempo entre dos trenes. Se ha acercado
buscando aquella guerra de la infancia.
Es patético tratar de conversar,
a los cincuenta, con el padre de veinte años.
Junto al viejo río fangoso de la batalla,
el viento empujaba de un lado a otro las hierbas
delante de la lápida. Es una joven eternidad
pasando como las aguas del Ebro, lejos de casa.
La tarde va volviéndose una campana
con pájaros oscuros por caminos de cañas.
Le dejó un pasado pequeño y gris,
que acabó con la bala de algún máuser.
De repente, descubre que está llorando
como un padre en la tumba de su hijo.
L’ECO DE MEFISTÒFELES
Cada otoño caen más deprisa
las hojas de los ramajes. Los crepúsculos
son adioses donde, lenta, sale la luna
para jugar al último juego de la lujuria,
en cuyo desenlace sólo te espera la muerte.
Mientes a la vida en ti si noechas de menos
los años de juventud, si no te atormenta
la debilidad de Fausto. Tu presente
nada más es un vértigo, al mirar
el vacío dejado por la palabra amor
en la edad más profunda de tus ojos.
Tus ojos no han llegado a tiempo.
Sólo puedes verla gris de lluvia
y sola detrás de los cristales,
en las cartas que jamás te escribirá.
Podrás tenerla si haces de tu deseo
el último placer del tiempo que se va.
Sin ella jamás habrías sido tú.
No eres sino mañana, posibles caminos,
y mientes también a la vida si tampoco
añoras los grandes dolores de otro tiempo.