Dentro de unos días,
concretamente el próximo 24 de mayo se cumplen los doscientos años del
fallecimiento del poeta extremeño Juan Meléndez Valdés, y no quiero dejar pasar
la ocasión de dedicarle un recuerdo. Había nacido también en mayo 63 años antes
en Ribera del Fresno, Badajoz. No es extraño, pues, que la primavera con su
alegría y ganas de vivir, los ríos y los árboles estén siempre presentes en su
poesía. En el retrato que de él hizo uno de nuestros principales pintores,
Francisco de Goya y Lucientes, aparece, sin embargo serio y con mirada entre
triste y soñadora. Y acertó porque la causa de ese carácter melancólico que
siempre tuvo se halla en el hecho de que se quedara huérfano de madre aún muy
niño y a los veinte perdió también a su padre. Pocos años más tarde sufrió
además la dolorosa pérdida de un hermano. Paralela a su trabajo como
catedrático de Derecho en la Universidad de Salamanca, fiscal, juez y
canciller, es su labor como poeta, género en el que destacó sobremanera (sus
composiciones anacreónticas, por ejemplo, son de una calidad indiscutible). El
conjunto de sus poemas se recogió en Poesías (Imprenta Real, Madrid, 1820). He
aquí una selección de versos de su poema De la primavera:
“La blanda primavera
derramando aparece
sus tesoros y galas
por prados y vergeles."
(…)
"De esplendores más rico
descuella por oriente
en triunfo el sol y a darle
la vida al mundo vuelve."
(…)
derramando aparece
sus tesoros y galas
por prados y vergeles."
(…)
"De esplendores más rico
descuella por oriente
en triunfo el sol y a darle
la vida al mundo vuelve."
(…)
"Con su aliento en la sierra
derretidas las nieves,
en sonoros arroyos
salpicando descienden."
(…)
"Revolantes las aves
por el aura enloquecen,
regalando el oído
con sus dulces motetes;
y en los tiros sabrosos
con que el Ciego las hiere
suspirando delicias,
por el bosque se pierden,
mientras que en la pradera
dóciles a sus leyes
pastores y zagalas
festivas danzas tejen."
(…)
derretidas las nieves,
en sonoros arroyos
salpicando descienden."
(…)
"Revolantes las aves
por el aura enloquecen,
regalando el oído
con sus dulces motetes;
y en los tiros sabrosos
con que el Ciego las hiere
suspirando delicias,
por el bosque se pierden,
mientras que en la pradera
dóciles a sus leyes
pastores y zagalas
festivas danzas tejen."
(…)
"Y nosotros, amigos,
cuando todos los seres
de tan rígido invierno
desquitarse parecen,
¿en silencio y en ocio
dejaremos perderse
estos días que el tiempo
liberal nos concede?
Una vez que en sus alas
el fugaz se los lleve,
¿podrá nadie arrancarlos
de la nada en que mueren?
Un instante, una sombra
que al mirar desparece,
nuestra mísera vida
para el júbilo tiene.
Ea, pues, a las copas,
y en un grato banquete
celebremos la vuelta
del abril floreciente.”
cuando todos los seres
de tan rígido invierno
desquitarse parecen,
¿en silencio y en ocio
dejaremos perderse
estos días que el tiempo
liberal nos concede?
Una vez que en sus alas
el fugaz se los lleve,
¿podrá nadie arrancarlos
de la nada en que mueren?
Un instante, una sombra
que al mirar desparece,
nuestra mísera vida
para el júbilo tiene.
Ea, pues, a las copas,
y en un grato banquete
celebremos la vuelta
del abril floreciente.”
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