SONATA ISRAELITA
El pasado jueves 16 de junio, estuvimos en Barcelona
asistiendo a la presentación que del libro sobre la biografía de su padre hacía
Teresa Espeita, una vieja compañera de estudios universitarios, en el Centro Aragonés
de la calle Joaquín Costa. Del Centro guardamos bonitos recuerdos de la época
en que algunos miembros de la tertulia de Jurado Morales íbamos allí a recitar
nuestros poemas o a participar en algún acto de homenaje de alguna figura
ilustre aragonesa, como ocurrió con nuestro profesor de Lengua y Literatura don
José María Castro y Calvo, en el que me tocó el honor de compartir el estrado
con nombres conocidos del mundo de la enseñanza
universitaria y la cultura en general, como Blecua padre, igualmente
profesor nuestro de Literatura, Manuel Seco de Historia o el periodista y
narrador Juan Antonio Usero, sin olvidar al homenajeado Castro y Calvo.
Mientras echaba una ojeada a la sala de actos donde
iba a tener lugar la presentación del libro de Teresa, recordé con cariño la
presencia de mi compañera universitaria en el homenaje a Castro. De esto hace
casi ya treinta años. Pero nuestra amistad sigue inalterable. Y recuerdo con el
mismo sentimiento que el año pasado Teresa acudió con la generosidad que la
caracteriza a la invitación que le hice en mayo de la presentación en El Corte
Inglés del Portal del Ángel de mi último poemario Estos octubres. Yo correspondí, como no podía ser de otra manera,
asistiendo a la primera presentación que hizo de su libro sobre la vida y obra
musical de su padre José Espeita García-Arista en la sede de la SGAE en el Paseo de Colón de
la ciudad condal en octubre de ese mismo año 2015.
Y ayer, en la segunda presentación del libro José Espeita García-Arista, pasión por la música, además de acercarnos un poco más a la figura musical y humana de su progenitor, Teresa nos brindó la feliz oportunidad de escuchar en vivo y en
directo la Sonata israelita , que el músico compuso en el último cuarto del siglo XX y que fue interpretada
magistralmente por Anthony Ciaccio, un joven pianista italiano que este año participará
en el Concurso Internacional que tendrá lugar en el emblemático Teatro
veneciano de La Fenice
interpretando la Sonata de José Espeita. Fue un momento rayano en la magia
el que pasamos en el Centro Aragonés, oyendo la voz inconfundible de
Teresa poniéndonos en contacto con la generosa entrega de su padre al mundo de
la música, entrega que duró hasta los primeros años de este siglo XXI. Y
en seguida nos introdujo en el proceso creador de la Sonata israelita de su padre. Aún suena en
nuestros oídos su música,
especialmente el inicio del cuarto movimiento, sublime, una especie de adagio
lleno de melancolía, seguido de ritmos alegres de danzas judías. Mientras el virtuoso del piano, pese a su juventud, se volcaba
en cuerpo y alma, a través de sus dedos prodigiosos, sobre las teclas
blanquinegras del solemne y monumental instrumento, y entre movimiento y
movimiento se secaba las manos sudorosas con un blanco pañuelo. Ya digo: un
momento único, irrepetible, de los que no se olvidan por mucho tiempo que
trascurra, como nuestra amistad con la protagonista del acto, Teresa, hija del
compositor, los cuales nos hicieron vivir una tarde que rebasaba
con creces el tiempo real.
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