Ayer, jueves 12, se concedió el Premio Cervantes al
escritor mexicano Fernando del Paso (1935); ya son cinco los compatriotas del país azteca que
lo han recibido antes que él: Octavio
Paz (1981), Carlos Fuentes (1987, Sergio Pitol (2005), José Emilio Pacheco (2009) y Elena Poniatowska (2013).
Fernando del Paso, ha obtenido el XXX
Premio Cervantes “por su
aportación al desarrollo de la novela aunando tradición y modernidad, como hizo
Cervantes en su momento. Sus novelas llenas de riesgos recrean episodios
fundamentales de la historia de México, haciéndolos fundamentales”, como reza
en el acta del jurado que se lo acaba de otorgar. Dibujante, locutor de radio, poeta, narrador, ensayista y
dramaturgo, cuenta en su haber con poemarios como PoeMar, Paleta de diez
colores o Sonetos del amor y de lo
diario; novelas, cuyo andamiaje es la historia del país, según su autor,
como Noticias del imperio, Palinuro de México o José Trigo; ensayos como Bajo la sombra de la historia, El coloquio de invierno o Viaje alrededor del Quijote, y dramas y
comedias como La muerte se va a Granada,
La loca de Miramar o Palinuro en la escalera.
He aquí uno de
sus sonetos:
“Como el oro, por rubio, es tu
cabello.
El oro y el otoño, que es su hermano,
se despiden, volando, del verano
y viajan, río abajo, por tu cuello.
Y yo, que me robé y guardé un destello
en el hueco más claro de la mano,
una carta, en las hojas de un manzano
te escribo con su brillo, la embotello
en un litro de luz y te la envío,
y dice así: “el mar, mi casa entera,
el corazón, mis ojos, cinco rosas:
por ahogarme de nuevo en ese río
de dorada quietud, qué no te diera:
mi peso en oro, en sol, en mariposas...”
El oro y el otoño, que es su hermano,
se despiden, volando, del verano
y viajan, río abajo, por tu cuello.
Y yo, que me robé y guardé un destello
en el hueco más claro de la mano,
una carta, en las hojas de un manzano
te escribo con su brillo, la embotello
en un litro de luz y te la envío,
y dice así: “el mar, mi casa entera,
el corazón, mis ojos, cinco rosas:
por ahogarme de nuevo en ese río
de dorada quietud, qué no te diera:
mi peso en oro, en sol, en mariposas...”
No hay comentarios:
Publicar un comentario