domingo, 11 de septiembre de 2016

CIEN VERSIONES DE POESÍA CATALANA POR ESTEBAN CONDE



 
         (Siglos XX y XXI)







                                    A los amantes de la poesía sin distinción de lengua ni país



Poesía es lo imposible
hecho posible. Arpa
que tiene en vez de cuerdas
corazones y llamas.
Poesía es la vida
que cruzamos con ansia
esperando al que lleva
sin rumbo nuestra barca”
                       Federico García Lorca




PALABRAS ACLARATORIAS

Vaya por delante en primer lugar que la colección de poemas que sigue tiene su raíz en una primera lectura exclusiva de tres poemarios de diferente composición, temática y estilo : Ciència exacta, de Manuel Forcano, Àlbum de família, de Narcís Comadira, y Cincuenta poemas de Joan Salvat-Papasseit. De lo que se puede deducir  que la Antología resultante de sumar una treintena de poemas entresacados de estos tres libros a los setenta seleccionados de otros autores, es una antología al uso, es decir, producto de los gustos personales del antólogo, si bien éste ha procurado que la calidad poética esté presente en todo momento. Vaya también por delante que hay más poemas que poetas, de ahí el título de la Antología. Antología, por otra parte formada por poemas de autores originarios de las comunidades de Cataluña, Valencia y Baleares.
Asimismo, se ha respetado el título de los poemas en catalán, por si algún lector está interesado en conocerlos en su versión original y quiere compararla con la que yo ofrezco aquí. Y en cuanto a la presentación de los poemas, el antólogo los ha ordenado alfabéticamente por sus títulos, aunque ha añadido al pie de cada composición el nombre de su autor, para poder identificar aquéllos.
Igualmente, el antólogo ha procurado que aparezca en los poemas escogidos  abundancia temática, sin olvidar el amor y el erotismo, el paso del tiempo, la memoria, la infancia, la familia, el proceso creador, el destino y compromiso del ser humano, la existencia, el dolor, la soledad, la muerte, el contraste entre el pasado y el presente o el amor a la tierra de origen, por citar los más frecuentes.
 Para favorecer la lectura, al final del trabajo se incluye un listado de los poetas incluidos con los números de las páginas en que aparecen sus poemas. Le sigue una Breve noticia biobibliográfica de dichos poetas, pertenecientes a los siglos XX y XXI (algunos de ellos permanecen vivos en el momento de escribir estas Palabras). Cierra el trabajo la Bibliografía que se ha consultado para realizarlo.
Y poco más: me queda expresar el deseo de que tanto los poetas como los poemas aquí presentados sean del gusto del lector.
                                                          
E. Conde
Cerdanyola del Vallés- Tossa de Mar
Verano del 2016
                                  


POEMAS


Avets i faigs

El haya es gótico como el abeto.
Pero el abeto asciende oscuro, desabrido,
sobrias las hojas, derecho el tronco,
pues es de un gótico primitivo.
Mientras que el haya, trémulo, sonríe
con su follaje transparente
donde cuelga la ardilla su nido,
pues es de un gótico floreciente.
El abeto y el haya son góticos los dos.
Son las agujas de las cumbres
donde se rompe el rayo de la luz.
Son las agujas soberanas
de las eternas catedrales,
inmóviles, pálidas, lejanas.
                                         Guerau de Liost



Adolescència

No volverás al reino abandonado,
a los senderos de junio, al arroyo umbrío
bajo el dosel de los verdísimos castaños,
al húmedo rincón donde crecen las fresas,
a las márgenes claras donde los guisantes de olor
se enlazan con clemátides y construyen diademas
con chupamieles, coronas para una danza antigua.

Deja que todo se borre y un alba de inquietudes
cierre las ilusiones, que se te vuelvan pálidas;
que el olvido te estanque los prados perfumados,
la claridad de las hierbas locas
donde el concierto del abejorro destruye
los proyectos felices: deja que todo se borre,
que todo se pierda ahora, hasta las lágrimas.
                                                                Narcís Comadira


 

Aglae i les taronges

Aglae, parada bajo un bello naranjo,
a lo lejos oye a sus hermanas
como una bandada de pájaros al viento.
Y ya no las sigue por la hierba y el rocío
y tiene la cara pálida por el desánimo.
Ella bailaba y reía recientemente casada con Drías,
altiva entre los ruidos, alegre con la luz.
Y ahora se oculta en las solitarias sendas de la huerta
y aún está más blanca, perdida en los perfumes.

Y llega a las naranjas, y las coge y se va con ellas;
la sed, de sólo mirarlas, le ponía los ojos brillantes.
Muerde un fruto y cierra los ojos como una muerta
y aflojan las dos manos el peso del cabello.

Y Aglae, ya rehecha, se acuna en la esperanza:
con un suspiro tierno alza el pecho caído;
ella podría besar al niño que se acerca,
latido tan afable y desconocido.

Y mira la piadosa naranja que fue bella,
y yace abandonada junto al espejo del canal.
La suerte de la mujer se transparenta en ella:
se ve exprimida y cansada por la vivacidad del hijo.
                                                             Josep Carner
                                                                


A la meva filla Maria quan tenia un any, en temps de guerra

Se nos acercan al alero las ramas del abeto
y, lejos, ¿qué sonido estremece la ventana?
Es triste la montaña en el corazón del frío
y es triste este olor de la pobre pitanza.

Como la raíz o el fruto en la niebla del huerto,
te vas adormeciendo sobre la ropa clara,
y semeja al silencio de la muerte tranquila
este tibio silencio de la existencia amada.
                                                          Marià Manent


 
A l’inrevés

Al revés lo diré. Diré la lluvia
frenética de agosto, los pies de un chico
enredados en el borde del trampolín,
el salto agudo de galgo que hace el aroma
del lilo en abril, la paciencia
de la araña que escribe su apetito,
el cuerpo con cuatro piernas y dos cabezas
en un solar gris crepuscular, el pez
resbalando como un arco de violín,
el azul y el oro de las niñas en bici,
la sed dramática del perro, el tajo
de los faros de camión en la madrugada
podrida del mercado, los brazos finos.
Diré lo que me repele. No diré nada de mí.
                                                           Gabriel Ferrater

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