martes, 20 de mayo de 2025

EDUARDO MENDOZA, ENHORABUENA

 


El pasado 14 de mayo fue noticia literaria de capital importancia el novelista catalán Eduardo Mendoza al recibir el Premio Princesa de Asturias de las Letras 2025, sin duda gracias al buen humor en su narrativa y a la innovación técnica que ha llevado a cabo en sus principales novelas, entre las cuales conviene mencionar las siguientes: La ciudad de los prodigios, El misterio de la cripta embrujada, Riña de gatos, El laberinto de las aceitunas, Sin noticias de Gurb, El año del diluvio o La verdad sobre el caso Savolta, con la que se dio a conocer como novelista en 1975, cumpliéndose así los cincuenta años de su producción narrativa. Eduardo Mendoza, además del último Premio mencionado, ha conseguido otros de parecida categoría, como el Planeta con Riña de gatos, el de la Crítica con La verdad sobre el caso Savolta, el Ciudad de Barcelona y el del Mejor Libro del Año con La ciudad de los prodigios y el Cervantes en 2016 por toda su obra. 

 


 

Aunque también ha escrito teatro (Gloria, Grandes preguntas...) y ensayo (Baroja, la contradicción, ¿Qué está pasando en Cataluña?...), Eduardo Mendoza (Barcelona, 1943), licenciado en Derecho, viajero constante (en Londres estudió Sociología y en Nueva York trabajó como traductor de la ONU), es preferentemente novelista y como tal ocupa uno de los primeros puestos de la narrativa contemporánea de nuestro país. Su obra narrativa generalmente está ambientada en su Barcelona natal tanto la perteneciente a la época anterior a la Guerra Civil como a la actual. Para muchos su mejor obra es La verdad sobre el caso Savolta, que según creo es el punto de partida para una serie de novelas policíacas o parodias de novela policíaca, como El laberinto de las aceitunas y El misterio de la cripta embrujada, entre otras, cuyo investigador es un interno que se ha fugado de un psiquiátrico. Y volviendo a La verdad sobre el caso Savolta, cuya trama, ubicada en la agitada Barcelona de los años 1917-1920, mezcla un conflicto sociopolítico y una historia amorosa en una estructura compleja que incluye desorden cronológico, flashback, otros géneros (la novela rosa, la novela picaresca, la novela histórica, el folletín, el informe, la noticia periodística...). Lo mejor será incluir una muestra para que nos hagamos una idea de lo que estamos diciendo:


        1.   “Siguiendo con los informes que obran en mi poder, a lo largo de 1918 se produjeron en Barcelona ochenta y siete atentados en los llamados sociales, cuyo balance de víctimas es el siguiente: patrones muertos:4; heridos:9; obreros muertos:11; heridos:43. (...)"

2. “A decir verdad, la situación del país en aquel año de 1919 era la peor que habíamos atravesado jamás. Las fábricas cerraban, el paro aumentaba y los inmigrantes procedentes de los campos abandonados fluían en negras oleadas a una ciudad que apenas podía dar de comer a sus hijos. Los que venían pululaban por sus calles, hambrientos y fantasmagóricos, arrastrando sus pobres enseres en exiguos hatillos los menos, con las manos en los bolsillos los más, pidiendo trabajo, asilo, comida, tabaco y limosna. Los niños enflaquecidos corrían semidesnudos, asaltando a los paseantes. (...).

3. “Los confusos rumores, procedentes de Europa, daban cuenta de los sucesos de Rusia encendían los ánimos y azuzaban la imaginación de los desheredados. En las paredes aparecían signos nuevos y el nombre de Lenin se repetía con frecuencia obsesiva.”

Notas: 

A) El primer punto responde a la técnica del informe (ejemplo típico, la enumeración de elementos, en este caso de atentados con sus correspondientes víctimas) Y eso que en el breve texto se alternan el empleo de la primera persona, que representa al protagonista que lo introduce, y la tercera persona, omnisciente, propia también del lenguaje periodístico. 

B) Los dos puntos siguientes podrían ser encasillados en la técnica periodística bien de la noticia, bien de la crónica. Con todo, el lenguaje empleado en ambos es distante, objetivo y sujeto a la norma y por supuesto exento de sentido del humor y de cualquier otro sentimiento por corresponder a hechos reales, incluidos a pesar de todo en una novela, convirtiendo así estos tres pasajes en propios de novela histórica, no en balde se incluyen fechas de años, topónimos europeos, nombres propios de gobernantes políticos.

 


El laberinto de las aceitunas

Abrí como quien no quiere la cosa el maletín, dejé que sus ojos se empaparan de la visión del dinero que contenía y lo volví a cerrar. Cuando me miró a la cara no sólo había mudado de expresión, sino que le había aumentado visiblemente el perímetro torácico.

-Tengan la bondad de seguirme –balbuceó.

Aproveché, como tenía por costumbre hacer en los últimos tiempos, el trayecto del ascensor, para rumiar cuán poderosa palanca es el dinero y cuántas puertas no puede abrir, cuántas cadenas romper, cuántas percepciones nublar y cuánta malquerencia trocar en carantoñas. La verdad es que nunca, en todos los años que llevo zascandileando por este árido valle, me he visto en posesión del vil metal, como los que no lo quieren bien lo llaman, y no estoy, por lo tanto, autorizado para pontificar sobre los efectos deletéreos que quienes lo conocen le atribuyen. De la ambición y la avaricia puedo hablar, porque las he visto de cerca. Del dinero, no. Precisamente, como sé por experiencia, sirve para evitar a los que lo tienen el pringoso contacto con quienes no lo tenemos. Y con toda honradez confieso que no me parece mal: los pobres, salvo que las estadísticas me fallen, somos feos, malhablados, torpes de trato, desaliñados en el vestir y, cuando el calor aprieta, asaz pestilentes. También tenemos, dicen, una excusa que, a mi modo de ver, en nada altera la realidad. No es por ello menos cierto que somos, a falta de otra credencial, más dados a trabajar con ahínco y a ser dicharacheros, desprendidos, modestos, corteses y afectuosos y no desabridos, egoístas, petulantes, groseros y zafios, como sin duda seríamos si para sobrevivir no dependiéramos tanto de caer en gracia. Pienso, para concluir, que si todos fuéramos pudientes y no tuviésemos que currelar para ganarnos los garbanzos, no habría futbolistas ni toreros ni cupletistas ni putas ni chorizos y la vida sería muy gris y este planeta muy triste plaza.”

Nota: Las diferencias que guarda el texto presente respecto de los pertenecientes al punto anterior no deja lugar a dudas: en primer lugar el empleo de la primera persona del singular indica la presencia del protagonista narrador de la historia, en este caso absolutamente ficticia, propia de una novela policíaca; en segundo lugar, el lenguaje es directo, común y cotidiano, al que no le faltan expresiones y palabras propias de la calle y hasta de la clase social más baja (basta con fijarse en las tres últimas líneas, cuyas negritas son nuestras).



Sin noticias de Gurb

"19.00 Llevo cuatro horas caminando. No sé dónde estoy y las piernas no me sostienen. La ciudad es enorme; el gentío, constante; el ruido, mucho. Me extraña no encontrar los monumentos habituales, como el Cenotafio de la Beata Madre Pilar, que podrían servirme de referencia. He parado a un peatón que parecía poseer un nivel de mansedumbre alto y le he preguntado dónde podría encontrar a una persona extraviada. Me ha preguntado qué edad tenía esa persona. Al contestarle que seis mil quinientos trece años, me ha sugerido que la buscara en El Corte Inglés. Lo peor es tener que respirar este aire inficionado de partículas suculentas. Es sabido que en algunas zonas urbanas la densidad del aire es tal que sus habitantes lo introducen en fundas y lo exportan bajo la denominación de morcillas. Tengo los ojos irritados, la nariz obstruida, la boca seca. ¡Cuánto mejor se está en Sardanyola!

20.30 Con la puesta de sol las condiciones atmosféricas habrían mejorado bastante si a los seres humanos no se les hubiera ocurrido encender las farolas. Parece ser que ellos las necesitan para poder seguir en la calle, porque los seres humanos, no obstante ser la mayoría de fisonomía ruda y hasta abiertamente fea, no pueden vivir sin verse los unos a los otros. También los coches han encendido sus faros y se agreden con ellos. Temperatura, 17 grados centígrados; humedad relativa, 62 por ciento; vientos flojos del sudoeste; estado de la mar,

Nota: Aquí el lector disfrutará del sentido del humor que recorre las líneas de principio a fin, humor que creo que es uno de los rasgos más significativos de esta curiosa novela de ciencia ficción, la cual presenta el diario en el que cuenta sus aventuras un extraterrestre perdido en la Barcelona anterior a las Olimpiadas, personaje altamente simpático que pone al servicio de su supervivencia la ventaja de adoptar el aspecto que le parezca bien en cada una de sus comprometidas situaciones. Además el lector debe tener en cuenta lo que Eduardo Mendoza, su autor, afirmó de ella: “Sin noticias de Gurb es, sin duda, el libro más excéntrico de cuantos he escrito. No hay en él una sola sombra de melancolía. Es una mirada sobre el mundo asombrada, un punto desamparada, pero sin asomo de tragedia ni de censura.”



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